14. Déjame

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- No se que te pensas que podes ir y venir cuando se te canta.

Los gritos se escuchaban hasta el primer piso y la vecina cerró la ventana. Magnus había llegado con los postres y los dejó lejos de Alec. Sintió que se los iba a tirar en la cara.

- Alexander tenía que asistir a esta estúpida reunión... No pude explicarte.

- No entendes nada, no sé para qué venís. No se que queres.

Magnus comenzó a asustarse, claramente algo no estaba bien. Vio en sus ojos lo mismo que había visto antes. Esos ataques. Tenía que encontrar la manera de calmarlo. De hacer que bajara a la realidad y se conecte de nuevo con el.

- Te quiero a vos. Quiero estar con vos.

- No, no quiero esto. No quiero que me usen más!

Magnus se quedó mirándolo, dándole tiempo, estaba claramente alterado.

- Perdóname Alexander, no va a pasar mas. Te lo prometo.

Las manos de Alec temblaban pero Magnus las sujeto, entrelazando sus dedos, dejando aun el espacio que necesitaba entre ellos.

- No. No... Las cosas no se arreglan así nomás.

Alec estaba tan vulnerable y Magnus lo veía quebrarse delante de él. Había tantas cosas que no sabían el uno del otro. Pensar que el que necesitaba ayuda era él solo, era tan egoísta en ese momento.

- Nunca mas lo voy a hacer.

Magnus se acercó mas y soltando sus manos lo abrazo, dejando un beso suave sobre su hombro. Olía tan hermoso quería cogerselo contra las escaleras en ese preciso momento, pero intento controlarse y solo se dedico a abrazarlo. Luego de un minuto, Alec le devolvió el abrazo y así se quedaron por otro par de minutos hasta que uno de ellos habló y quebró ese silencio al que ya se habían acostumbrado.

- ¿Queres ir a bailar al estudio conmigo mañana?

- Si, si quiero. - Respondió Alec mas calmado, disimulando que era lo que mas quería hacer en el mundo. Bailar con Magnus.

- ¿Sabes que traje? Tiramisú. - Soltó alejándose un poco para mirarle el rostro. Definitivamente tenía algún problema mental. Alec estaba completamente calmado, como si escuchar que había traído comida hubiera borrado todo. Magnus apretó sus labios para no reír.

- Bueno, pasa. - Dijo con sus ojos verdosos mirándolo. Al parecer iba a llover ese día. Magnus tomó la bolsa y escucho que la vecina volvía a abrir la ventana.

Se adentraron en el edificio y subieron por el ascensor. No dijeron nada hasta llegar al departamento donde Alec se fue a la cocina a buscar algo con qué comer los postres. Magnus se sentó en el sofá y allí lo espero. Miro el lugar, la bandeja de anoche seguía ahí. Cerró los ojos para no pensar en lo desastroso que era...

Alec se echó en el sofá y abrió la bolsa sacando las bandejas de adentro. Dejo una para Magnus y la otra se la quedó el. Comenzaron ambos a comer, disfrutando en silencio la delicia que tenían en las manos. 

- ¿Cuando me vas a dejar cogerte? - preguntó Magnus cansado del silencio y honestamente, para que andar con rodeos.- Por que no creo que pueda seguir esperando.

Alec levantó la cabeza mirando hacia el techo, como buscando en alguien paciencia. Dejó la bandeja sobre la mesa. Magnus hizo lo mismo, apenas lo había comido por la mitad.

- Cuando dejes de mandarte cagadas y este seguro de esto.

- No se que mas necesitas de mí para entender que las cosas que siento son reales.

Enseñame a vivir (P1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora