15. Goodnight

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Dos días después y aun no podía sacarse de la cabeza la idea de haber estado con Alexander. A la mañana siguiente él tenía ensayo así que se fue apurado, esta vez avisándole, despertándolo con mimos. No se veían desde entonces. Chairman se acercó a él con el desayuno y una crema.

- Esta te va a ayudar pequeño, tiene analgésicos fuertes. - Magnus media alrededor de 1.80m pero para ella seguía siendo el niño travieso de siempre.

- Gracias nana ¿Te quedas? - Y ella dijo que si con la cabeza, sentándose a su lado.

El primer ensayo de Magnus con el nuevo "entrenador" (porque de terapista tenia muy poco) había sido agotador y su pierna dolía horrores. No tenía descanso ni almuerzos ni horarios coherentes. Su padre tenía razón con Alec, pero había algo que ese nuevo tipo no tenia y era que no amaba la danza como Alec lo hacía.

- Odio esto nana, pero se que lo tengo que hacer. Se que tengo que hacer muchos sacrificios para mantenerme a donde estoy...

- Lamento que no puedas estar con Alec.

- Voy a encontrar el tiempo, lo se.

- ¿Crees que el te va a esperar Magnus?

- Si. - Dijo con seguridad, pero luego sintió que no la tenia tanto.

- ¿Le dijiste que lo amas?

- No con palabras... - Magnus soltó una risa divertido a la vez que levantaba una ceja y su nana lo miro mal. - ¿Que?

- Las palabras son importantes cariño. Si no se dicen, no se pueden reclamar.

Magnus hizo gestos como siempre los hacía y ella rió. Su risa era colorida tanto como las ropas que siempre seleccionaba para su consentido.

- ¿Y si se las digo y él no las siente? - Tomó la taza de café con leche y la miro. - ¿Y si no quiere esperarme o, soportar los horarios de un bailarín profesional?

- Entonces no es el indicado... - Chairman acarició el hombro de Magnus suavemente y este suspiro.

- Ojala lo sea. Lo adoro.

- Lo se bebe.

- Quisiera que lo conocieras para que entendieras porque siento estas cosas.

- Creo que al escucharte me doy una idea... - Y ambos empezaron a reír.

La hora del desayuno término y Magnus ya se había cambiado para ir a ensayar. El coche que siempre lo llevaba a todos lados estaciono en la parte de atrás del teatro y el se bajo desganado, sabiendo que no iba a ver a su amor, sino que iba a ver a un idiota perfeccionista que...

Y ahí estaba Alec.

Le sonrió y el sol salió.

Magnus soltó su bolso y corrió los pocos pasos que los separaban. Lo beso como si su vida dependiera de eso, como si las últimas gotas de oxígeno estuvieran en sus labios. Se separó y lo miro a los ojos, ambos se miraron. Enamorados.

- Hola.

- Hola hermoso.

- No aguantaba no verte así que...

- Me parece perfecto, si. No me quejo para nada.

- No es que... No quiero distraerte.

- Nunca me distraes.

- Ni molestarte.

- Nunca me molestas.

- Se que esto es importante.

- No mas que vos.

- Magnus.

Y él sonrió. Nada amaba mas que escuchar y ver sus labios decir su nombre.

- Alexander.

- Espero tengas un lindo día hoy.

¿Podía existir una persona tan hermosa como él en el mundo? ¿Cómo era posible que haya cambiado su vida de esa manera? Que con solo existir todos sus miedos desaparecieran.. Que con solo verlo su pierna dejara de doler.. ¿Era el amor la cura a todo? Si así era, ¿Por que el amor no podía curar tantas otras cosas? El corazón de Magnus se estrujo. Recordó a su madre. El dolor que sentía su padre y todo lo que le costó superar su pérdida ¿Y si Alec se iba? ¿Y si algo le pasaba? La idea lo carcomía y en su rostro Alec lo pudo notar.

- ¿Estas bien amor? - Amor. Le había dicho amor.

- Recuerdo la clase de ayer y me duele de solo pensar que tengo que volver a entrar y sufrir ¿No me da descansos podes creer? Me tiro al piso y pretendo morir para parar.

Alec se rió y su risa le hizo doler aún mas ¿Cómo podía amarlo tanto tan rápido?

- No te trata como yo... - Se acercó y le dejo un beso en el cuello mientras lo rodeaba con sus brazos para abrazarlo tan amorosamente.

- Menos mal que no, sino seria incomodo. - Ambos se rieron, pero para Magnus el abrazo era algo más que un simple abrazo, y como las sintió, las palabras salieron de su boca.- No deberías venir.

Alec se separó y lo miró directo a los ojos ¿Podía leerlos?

- Lo digo porque, no quiero que te encuentres con mi padre o que alguien...

- No, está bien, entiendo.

Magnus apretó la mandíbula. Quería gritarle tantas cosas, en especial que dejara de ser tan hermosamente perfecto porque ya no podía amarlo mas de lo que lo amaba.

- Perdón amor. - Logro soltar Magnus con honesta sinceridad.

Las manos de Alec sostuvieron el rostro de Magnus y todo dejó de existir. El teatro, el cielo, el sol, las estrellas, hasta los pájaros que buscaban comida entre las losas de la calle empedrada.

- Quiero que entrenes duro y vuelvas a bailar. Quiero verte feliz. No voy a venir más pero... No me dejes. - Había más palabras pero Alec prefirió dejar de hablar.

Magnus se acercó y lo beso, tomándolo de la cintura y atrayéndolo a él. Besándolo como si supiera que ese seria el ultimo beso en un largo tiempo.

Quería agradecerle por haberle hecho sentir vivo nuevamente, por haberle enseñado a vivir la vida nuevamente. A tener esperanzas y permitirse soñar pero, una sonrisa de costado es todo lo que pudo decir y se fue.

Vio a Alec irse con las manos en los bolsillos y caminando con la cabeza gacha. 

Y Magnus entendió en ese momento, que le había roto el corazón, de nuevo.

{ La vida a veces nos pasa por encima. Nos destroza con la realidad y el amor no alcanza, pero a veces sí y es más fuerte que el tiempo y que todo lo que venga. Ellos se aman y nada podrá meterse en el medio de eso. Habrá que dejar al vino decantar para saborearlo mejor. Nos vemos en la segunda parte llamada " Enseñame a sentir" }

Enseñame a vivir (P1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora