Secuestro

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"Juego Sucio"

S.M Guzmán


Capitulo XXVIII


Draco contemplaba el líquido que reposaba sereno en el vaso, había pasado una noche donde no tenia noticias de Hermione, el día anterior había salido muy temprano pero no regreso. No se había preocupado al contrario con ese acto había entendido que ella por fin le había tomado la palabra y se habría marchado. Aventó con fuerza el trago contra la pared, la rabia e impotencia lo estaban carcomiendo, cuando él por fin se había abierto con una mujer después de tanto tiempo ella se marchaba. Sus palmas chocaron contra la madera desquitando la rabia, se inclino sobre el escritorio bajando la cabeza.


──No lo volveré hacer ── Susurro con la mandíbula apretada ── No volveré a ilusionarme.

Salió de su despacho con toda prisa, bajo las escaleras quería estar fuera de esa casa. No quería estar allí algún segundo más, no por los momentos. Paro su andar en seco cuando diviso a su madre con Scorpius, detallo la sonrisa de su hijo, su pecho se inflo y la decepción desapareció. Se acerco hasta ellos, le dio un beso en la coronilla a su madre y tomo el bebé entre sus brazos, este le sonrió con la mayor felicidad que su rostro pudiera reflejar. Lo estrecho contra su cuerpo acariciándole la caballera.

Narcissa arrugo el entrecejo, el estado de su hijo era devastador estaba afligido, a primera vista se notaba. Se levanto de su asiento, necesitaba hablar con Hermione, ella debía darle ciertas explicaciones, salió del salón dejando a Draco, fundido en ese abrazo que parecía devolverle el alma.

Las manos le cosquilleaban por la mala circulación, las cuerdas rasgaban la piel en cada intento por soltarse, resoplo cansada tenia frio, miedo y hambre. Esperaba con el corazón que Draco, estuviera buscándola ¿Pero como iba ha saber Draco, que había pasado? Resbalaron las primeras lágrimas de desespero, quiso gritar pero la mordaza se lo impidió, se rodo un poco en el suelo, había pasado toda la noche tratando de encontrar una salida de ese cuarto, Sirius la había llevado a la mansión Black, la ató mágicamente y gracias a Merlín, no se había vuelto aparecer. Se arrepintió de sus pensamientos cuando la madera crujió abriéndose la puerta.

──Hola ── Saludo el animago sentadose en la cama ── Hermione yo no quería llegar a este punto tú me obligaste a esto.

Ella lo observaba con odio, no podía replicar a sus palabras con la boca sellada por un estúpido trapo con magia. Sirius respiro con pesadez se levanto de la cama y camino en dirección donde ella estaba sentada, limpio un rastro de lágrima.

<<── ¿Si quito la mordaza no gritaras? ── Le cuestionó, ella negó y él procedió con la varita ha finalizar el hechizo.

── ¿Por qué haces esto? ¿Qué te hecho yo a ti? ── La voz le flaqueo en susurros.

──Enamorarte de otro ── Sirius se enderezo ── Todo hubiese sido perfecto, quizás yo me habría acostumbrado a la idea de verte con otro pero no con Draco, él me quito la mujer que quise y volvió a repetir la historia.

Al igual que la castaña tenia un aspecto cansado y doloroso, unas grandes bolsas debajo de los ojos.

──Tengo derecho, Sirius ── Le hablo con voz pausada ── Si en algún momento te le elegí a ti, así también lo elegí a él ── Quería actuar de forma negociable para no hacerlo alterar, no podía medir hasta donde él era capaz de llegar.

Juego sucio: El precio de la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora