Capitulo uno:
Ándate a la puta mierda.
Liam Payne caminaba con un cigarro en la boca por las calles del peor barrio que existía y hacia lo que mejor le salía: Mirar mal, putear, decir unas cuantas guarangadas y molestar, todo al mismo tiempo. No es que le molestara ir a esas fiestas que organizaba su hermana Alicia Payne, pero odia lo suficiente a sus amigos como para que eso no le dejara disfrutar de una buena cerveza.
Pese al frío y la nieve se la pasaba sentado en los cordones de las veredas tomando y fumando, su pasatiempo, él decía. El problema fue que ese pasatiempo se convirtió en lo único que hacía en el día, lo único que no le molestaba.
Vio a lo lejos el lugar donde su hermana realizaba la fiesta. Alicia solía llamar a sus amigos para que ocuparan un galpón abandonado y luego gracias a otras cosas ilegales conseguía la fiesta que ella y sus compañeros querían.
Entró sin darle mucha importancia a los millones de adolescentes saltando, fumando, tomando, vomitando, teniendo sexo, drogándose y cosas como esas que solo a él le parecían tolerables. Payne se rio cuando vio los pechos de una chica al desnudo, ella le guiñó el ojo. Ingresó.
Su hermana le sonrió desde la multitud mientras codeaba agresivamente a sus amigos, drogados como ella, que la siguieron cuando ella les indicó. Liam la recibió recostado sobre la barra de tragos que habían armado, mientras se fumaba otro cigarrillo.
—¿Qué hay?—se rio Payne mientras chocaban las manos.
Compartieron el cigarrillo y de repente algo llamó su atención. Payne se conocía de memoria a todos los estúpidos que concurrían a la escuela, y los que salían con su hermana, esos más que nadie, pero a este no lo había visto nunca. El morocho, había sido retado a tomar una jarra de cerveza gigante.
—Fondo, fondo, fondo—gritaban todos, Alicia se unió en el aliento. Y Payne se rio convencido de que ese debilucho jamás podría tomar tanta cantidad de cerveza y quedar parado dos segundos para terminar el desafío, imposible.
Payne se rió.
—No podrá hacerlo—soltó.
—No lo menos precies, lo he visto tomar más que eso—comentó su hermana.
—No me digas que te gusta este pelotudo—advirtió.
—¡Ay, no! Solo lo admiro a la distancia—se rio ella.
—¡Puta madre, Alicia! —le gritó.
Ella lo miró desafiante.
—Deberías dejar de tratar de controlar con quien salgo—le dijo ella. —Te propongo un trato.
Él se rio sarcásticamente mientras empezaba un nuevo cigarrillo.
—Lo haces porque sabes que no puedo rechazar un trato—le dijo.
—Es verdad, tu orgullo te va a terminar matando—se burló ella.
—No, a mí nadie me mata—dijo resaltando su orgullo.
Alicia puso los ojos en blanco.
—Este es el trato, si él termina ese balde de cerveza y queda vivo después de eso, me dejarás salir con él sin andar como un puto curioso terminando por arruinar todo. —desafió ella.
—No es mi culpa que sean todos unos maricas cuando les digo que quiero charlar con ellos—dijo irónicamente.
Payne miró al chico que todavía estaba a medio balde, parecía tan débil. Imposible perder la apuesta con su hermana, y además le enseñaría una buena lección: Liam nunca se equivoca.
—Está bien, acepto—dijo él.
—Es un trato entonces—dijo ella mientras le daba la mano.
El chico estaba a punto de desmoronarse o al menos eso es lo que dejaba ver. Todos se alejaron temiendo a que los vomitara o se cayera muerto encima de ellos.
El chico terminó el balde de cerveza y todos quedaron expectantes, apartó la vasija de sus labios y suspiró con los ojos encendidos de éxtasis y el gran pedo que tenía. La multitud lo aplaudió cuando quedó parado más del tiempo requerido y él recibió el aplauso con ganas.
Payne casi se traga el cigarrillo al ver que ese pelotudo estaba fresco como una lechuga después de tomar, lo que a él le había llevado millones de intentos, de una sola vez. Estaba a punto de cagarlo a trompadas para que le diga que mierda de truco les estaba jugando cuando los ojos victoriosos del morocho se encontraron con los llenos de furia de él. Se sintió desnudo y por primera vez vulnerable. Pero se lo negó a sí mismo, nadie intimidaba a Liam Payne y si lo hacía era lo último que hacía.
—¿Quién mierda es este tipo? —se dijo a sí mismo.
***
Dos horas después Liam seguía esperando fuera del galpón a que saliera ese hijo de perra, como sea le iba a sacar el truquito del barril sin fondo. Era imposible que a un flacucho como él le entrara tanta cerveza.
Cinco cigarrillos más tarde, el chico salía del lugar. Liam guardó el encendedor, fue a su encuentro y se le paró adelante cortándole el paso.
—Córrete que estorbas—le dijo el muchacho.
Liam se rio irónicamente como acostumbraba hacer.
—Cállate la puta boca y escucha—le dijo. —¿Qué mierda de truco hiciste para tomarte ese botellón de cerveza?
Zayn se rió.
—¿Truco? Yo no hago trucos, y ¿quién demonios eres tú? —le dijo aquel chico.
—Lo mismo me pregunto ¿quién puta eres?, nunca te he visto por aquí—le dijo Liam.
Liam lo miró con asco de arriba abajo, el jovenzuelo conservaba su mirada tranquila pero sobrante.
—Soy, Zayn Malik—cedió.
Liam asintió como si fuera poca cosa y escupió en el piso.
—No debería presentarme, todos me conocen aquí. —dijo Liam. —Soy Liam Payne.
Zayn se rió.
—¿Eres el hermano de Alicia? —preguntó.
Liam lo miró confundido y enojado.
—¿De qué carajo te ríes, puto de mierda? —le dijo.
Zayn detuvo su risa y lo miró.
—Nada, nada.
Liam lo miró, ese hijo de re mil putas se le acababa de burlar en la cara y nadie se burla de Liam Payne y sale con vida del lugar donde esté, y siguiendo ese criterio se abalanzó sobre él dispuesto a dejarle la cara hecha puré. Pero lo único que consiguió es que el morocho le doblara el brazo humillándose aún más.
—Si no quieres que te humille de nuevo, no te me vuelvas a acercar con intención de golpearme, idiota—le dijo y desapareció en la oscuridad de la noche dejando al orgulloso Liam con la boca abierta y no era poco porque al Payne nada superaba sus expectativas.
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Diganme si les gusta, ustedes son los que me inspiran. Gracias por el apoyo.
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Barely Breathing (Ziam Fanfiction)
RomanceEllos están destruidos, sin la más mínima esperanza, encerrados en sus propios infiernos, muertos por dentro, apenas respiran. El amor les quemará más fuerte que el fuego, pero ese dolor mantendrá sus corazones latiendo.