Barely Breathing (Ziam Fanfiction)

Capitulo veintitrés

Capítulo veintitrés:

Se lo había prometido a su madre, lo había sufrido y llorado se había sentido contenido y avergonzado. Había vuelto a confiar en Lauren y por primera vez sintió que había logrado aclarar un poco la oscuridad de su alma.

Pero todo eso no tardó si quiera un momento en desmoronarse en el instante en que todo se volvió negro otra vez y se dio cuenta de que no se había ido, que seguía allí, escondido en su sombra en lo más profundo de su ser.

Cerró los ojos y se rindió otra vez a esa solución decadente y antinomia de la misma palabra, su gran problema. Decidió nuevamente abrir su piel para que ese dolor pudiera salir, darle un respiro a su cuerpo que ardía internamente de sufrimiento, pero no sintió nada, como muchas veces. Solo vio como la sangre fluía fuera de su cuerpo y las cosas a su alrededor se movían en cámara lenta. No lloró como antes, ni lo pensó: estaba resignado a su propia oscuridad.

Solo sabía que otra vez perdía el control, otra vez no elegía como sentirse, otra vez se sentía atado a una persona, que anteriormente había sido su padre, hoy se trataba de Liam y la idea de encontrarse separados lo presionaba hasta dejarlo sin respiración como si el hilo que los unía estuviera siendo estirado al punto de llevarse consigo una parte de su cuerpo.

***

Despertó a duras penas... Delante de sus ojos, una habitación blanca, todo parecía brillar... Tuvo que pestañar varias veces para acostumbrarse a la luz.

Escuchó gritos detrás de la puerta, trató de descifrar de quien se trataba pero le costó mucho, hasta que en el medio de tanta discusión una voz suena más calmada y cree reconocerla.

-¿Papá? -pregunta Zayn.

Los pasos se acercan y la sombra de unos pies aparecen por la abertura de debajo de la puerta. Se abre. Su padre asoma su cabeza, su cara aparece roja de furia pero sus expresiones demuestran que está tranquilo y feliz, era ese rostro de hace siete años.

-Pequeño, ¿qué necesitas? -le pregunta sereno, pero Zayn no se calma de inmediato, todavía siente su corazón latir como loco en su pecho. Nunca supo cuando las luces se habían apagado y ahora el cuarto estaba en penumbras.

-Papá, ¿qué son esos gritos? -le pregunta el pequeño Zayn.

Su padre le sonríe y entra en su habitación cerrando la puerta como si escondiera algo del otro lado.

-Es tu madre hijo, ya sabes... Otra vez se ha enojado porque llegué tarde del trabajo-le dijo mientras se acercaba a su cama. -Tu y yo sabemos que tengo que hacer horas extras por el bien de la familia, así puedo traer más dinero a casa y comprarte más juguetes.

Le sonrió, Zayn asintió. Su padre le dio un beso en la frente y le despeinó el cabello.

-Trata de volver a dormir, ¿sí? Mañana hay que levantarse al colegio-le dijo y caminó hasta la puerta.

-Papá, ¿prometes que no van a gritar de nuevo? -le preguntó angustiado.

-Ya no pelearemos-le confirmó el padre.

Abrió la puerta y la cerró delicadamente.

Zayn miró el techo y resopló. Segundos después sintió un portazo que le heló la sangre, sus ojos se abrieron y la respiración se le agitó. El ruido del cristal rompiéndose contra el piso termina por alarmarse del todo.

-¡¡Lauren!! -ese grito lleva a Zayn a envolverse en sus frazadas y cerrar los ojos.

-¡Quítame las manos de encima-gritó su madre.

-¡Eres una puta ramera!

Esta vez el ruido fue piel contra piel. Las lágrimas brotan de sus ojos sin poder controlarlas, las manos las posiciona en sus oídos y se repite para sí mismo.