XXXII
“Ring, ring… Ring, ring…”
- ¿Diga?
- Herr Gómez. Le informamos que en diez minutos le llevarán su pedido.
- ¿Mi pedido, qué pedido?
- Su encargo señor. Diez minutos… Gracias por la espera.
Tuve la extraña sensación de haber vivido una situación parecida hace poco tiempo. No le di demasiada importancia y me metí en la ducha.
- Toc, toc, toc…
- ¡Voy! Un minuto por favor.
- Su pedido Herr Gómez.
- Gracias, pero yo…
- Que disfrute.
Un carrito lleno de suculenta comida ocupaba el centro de la habitación. Era cierto que tenía mucha hambre pero todo lo que trajeron era demasiado, hasta para mí. Langosta, solomillo, ensalada, patatas hechas de distintas maneras y una enorme bandeja de postres.
- Toc, toc, toc…
- ¿Quién es?
- Soy yo, Emma.
- Un minuto que sólo llevo puesto un albornoz.
- No importa. Déjame entrar antes de que se enfríe la comida.
Abrí la puerta y Emma entro con una botella de champan en la mano. Llevaba puesto un vestido rojo de tirantes pero sin zapatos.
- Así que fuiste tú quien pidió todo esto.
- ¿No te gusta?
- A decir verdad, me encanta.
Me quedé estupefacto mirando como bailaba alrededor de la habitación hasta que finalmente se tumbo sobre la cama. Dejó la botella de champan en la mesita y me hizo un gesto con la mano para que me tumbase a su lado.
- ¡Te quiero! Quiero que lo sepas pero también quiero que entiendas que no estoy acostumbrado a este tipo de situaciones.
- Ya lo sé Vicente. Iremos despacio. Sólo quiero charlar un poco contigo antes de cenar.
Me recosté a su lado y nos cogimos de la mano como si fuéramos dos adolescentes.
- Tú has dejado el sacerdocio ¿Verdad?
- Oficialmente no, pero eso es lo que debo hacer.
- ¿Debes?
- Para poder estar contigo. Debo hacerlo porque es lo que más deseo en este momento.
- Esa respuesta me gusta mucho más.
- Me alegro.
- También sabemos que aunque no pierda mi trabajo yo no quiero volver.
- Si es lo que quieres, no hay más que hablar.
- ¿Entonces qué haremos?
- Ya encontraremos la manera de salir adelante. Por ejemplo, si vamos a España yo podría impartir clases y tú dedicarte a lo que más te guste.
- ¿Y si no quiero ir a España?
- Pues iremos a donde quieras y nos las apañaremos. Después de todo lo que hemos pasado, no le temo a la vida.
- ¿Te cuento un secreto?
- Si quieres.
- Es un secreto turbio y que desvela mi lado egoísta.
Me quedé intrigado con lo que dijo. La miré fijamente a los ojos haciéndole notar mi preocupación.
- ¿Qué ocurre?
- ¿Recuerdas el maletín de Suiza?
- Por supuesto. Supongo que lo habrán confiscado como una prueba.
- Supones mal. Está en mí habitación.
- ¿Cómo dices?
- Considerémoslo un pequeño incentivo por nuestros servicios y una ayudita para comenzar nuestra nueva vida.
La preocupación se había desvanecido y un profundo suspiro se escapó de mi pecho. Apoyé mi cabeza en la almohada mientras seguía mirando los ojos de la hermosa Emma. Lentamente, una pícara sonrisa se dibujaba en mi rostro mientras mis párpados se cerraban, para por fin descansar.
Y no os perdáis la nueva saga “El juicio de los espejos” la primera parte se titula “Las lágrimas de Dios” Una aventura, con toques de ficción y fantasía, que transcurre en varios lugares de la Tierra, y también nos guía a través de batallas históricas y acontecimientos singulares. Próximamente encontraréis más información sobre ella y las presentaciones en mi página WEB: http://www.alexandercopperwhite.com
Y no olvidéis de votar si os ha gustado lo que habéis leído… Gracias a tod@s por leer…
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Antigio
Mystery / ThrillerLas atrocidades de nuestros antepasados se convierten en el pretexto perfecto, para la ejecución de una venganza descomunal. La fe de los hombres se tambalea y buscan respuestas, a preguntas erróneas, en su interior. Un despiadado a...