19-A falta de uno, otro

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A la mañana siguiente continúo con mi rutina diaria, levantarme, bañarme, vestirme, desayunar, salir al instituto. 

Mientras papá me lleva en él auto reviso mi celular, nada. Estaba esperando que me llegara un mensaje de él diciendo "que lindo beso" o "¿cuando nos esconderemos de tu padre otra vez? La próxima me acompañas debajo de la cama eh" 

Ridícula, seguro salí de su mente en él momento que cruzo mi puerta y se cerro detrás de él, o seguro se enojó por no haberlo llevado a mi cama mientras mi padre no estaba, aunque lo llevé pero no para lo que él querría.

Desde que me dijo que no he salido de su mente, la idea de que seguro no está pensando en mí o se olvido de mí se hace más diminuta, quizá esté en su mente, pero solo cuando las otras chicas que tiene no están. Ay, basta, no entiendo por que sigo haciéndome mala idea sobre él después de haberme dicho todo lo que me dijo, trato de verlo como una buena persona, como alguien para mí, pero no puedo, la idea de que si accedo a él seguro salga lastimada no sale de mi mente, pero tampoco sale de mi mente la idea de pegar mis labios a los suyos otra vez.

-Adiós hija- dice papá dándome un beso en la mejilla.
-Adiós papá- respondo y salgo del auto.

Cuando voy entrando al instituto veo a Leila y a Reino junto a otros chicos más sentados afuera, ella hace que no me ve y corre la cara, Reino me ve y me sonríe con su sonrisa de oreja a oreja. Se acerca a mi y me da un beso en la mejilla.

-Hola Reino- lo saludo.

-Hola- me dice sin parar de sonreír, a veces creo que su sonrisa es forzada.

-¿Como has estado?- me pregunta.

-Bien, bien ¿y tú?

-Muy bien, desde que nos besamos, he estado estupendo- ríe.

-Ah, me alegro- digo y él va borrando su sonrisa.

-¿Siempre eres así de antipática?

-¿Por qué?- frunzo el ceño.

-Te digo que he estado estupendo desde que nos besamos y ¿tú solo me dices que te alegras?

-Que, que me alegro de que estés bien ¿que tiene de malo?

-Nada...solo que, esperaba algo más.

-Nunca esperes algo más de mí- digo y miro al costado, otra vez pensando en voz alta.

-¿Que debería hacer con eso?- dice frunciendo él ceño.

-Nada, disculpa, no me escuches- repongo.

Me pregunto por que me comporto así con Reino cuando el es todo un caballero conmigo, debo cambiar de actitud ahora.

-Sabes que puedo escucharte cuando quieras.

-Si, gracias- sonrío.

-¿Quieres decirme algo?- inquiere.

-No, ¿que habría de decirte?

-Nada, supongo.

-¿Y tú? ¿Le has dicho a todos lo de nosotros?

-¿Lo-lo de nosotros?- pregunta confundido.

El primer y ultimo amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora