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Y aquí sigo, caminando por las calles de Londres con la maleta. Ahora si que echo de menos tener una familia, tener el cariño de una madre y de un padre. Lo añoro tanto.

Sigo caminando en busca de algún piso o casa que sea barato, pero sin yo esperármelo me encuentro con un pequeño cachorro. Se acerca a mí, y me lame la pierna.

— Hola pequeño — me agacho y lo acaricio — ¿Te has perdido? Parece ser que sí — lo cojo. El cachorro se acurruca en mí.

Daniel

— ¡No es justo que hayas echado a Selena, vale no era una Princesa, ¿pero y que? Ella no tiene ningún sitio donde ir, su padre esta en la cárcel, su madre murió, no tiene a nadie!

— Daniel entiende que ya hemos encontrado a la verdadera Selena, además, son iguales, no la extrañarás casi.

— Si que la voy a extrañar, ella no es la Selena que conozco, ella es una chica con el mismo nombre, vale sí se parecen mucho, pero esa chica de ahí se puede haber cambiado el nombre — alzo la voz en la última frase.

— Daniel, ya basta, Selena ya se a ido, se puede buscar la vida, y ahora silencio. Ese no es un comportamiento de un principe — se gira y se va.

Yo me voy en dirección contraria que mi madre, voy a por Selena.

— Wendy, ¿me podrías preparar ropa normal?

— Claro, ahora mismo se lo preparo - se va. Yo cojo todo lo que necesito. A los cinco minutos ya estoy vestido con ropa normal.

— Muchas gracias Wendy — le doy un abrazo, ella se sorprende.

— De nada su magestad — se inclina haciendo una reverencia.

— Wendy, llámame por mi nombre, no me gusta nada que me llamen príncipe o magestad.

— Vale, lo siento mucho Daniel.

— No pasa nada — me voy hacia la puerta, Wendy me sigue sin saber que pasa.

— ¿Daniel a donde va? — pregunta extrañada.

— A por Selena, la que está ahí no es la verdadera, es una copia — Wendy sonríe.

— Lo que hace el amor, ve y búscala, te estará echando de menos.

— Adiós Wendy — le doy un último abrazo.

Selena

Ya es de noche, vuelvo a buscar un sitio para poder refugiarme del frio.

Veo una luz al final de la calle, la curiosidad puede conmigo y voy hasta allí.

— ¡Hay está Princesa! — un hombre grita y me señala, son periodistas.

— ¡¿Princesa, porque ya no está en el reino?!, ¡conteste a esas preguntas por favor! — y en menos de cuatro segundos ya ahí periodistas rodeándome.

— No tengo nada que decir, ahora por favor déjenme salir por favor — intento salir de hay, pero los periodistas me empujan más todavía — ¡Les estoy diciendo que se aparten! — grito ya estresada.

Princesa Por Error {GMLRS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora