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— Vale, vayamos haber como está Selena — un doctor entra en la habitación, levanta la vista de los papeles, me mira — Estás despiertas.

— Emm, sí, estoy despierta.

— Espere un momento, voy avisar a una persona, avisaré a una enfermera, le hara un chequeo — y se va.

Al minuto viene una enfermera.

— Hola Selena, siento mucho todo lo que a pasado.

— No tienes porque disculparte tú no has echo nada.

— Ya, pero... Bueno yo me voy, si te ocurre algo o necesitas algo apretas al voton — se va. Que extraño todo.

— Ya estoy aquí Selena — coje una silla y se sienta a mi lado — He hablado con la reina, no quiere tenerte en Palacio. Lo siento mucho, no te mereces que te pase esto. ¿Si podrías darme algún número de contacto de algún familiar tuyo? — se levanta, coje su libreta y un bolígrafo.

— Mi madre está muerta, y mi padre no quiere saber nada de mí, estoy sola, y puedo cuidarme yo sola, además soy mayor de edad, no hace falta que dependa de alguien.

— Vale, pues tedaremos el alta, solo tienes que firmar aquí — me entrega un papel y un bolígrrafo, firmo y le entrgo el papel — Bien, pues ya puedes vestirte, yo me voy, adiós — se va. Me levanto, cojo la bolsa donde tengo toda.

(...)

— Adiós Selena — las enfermeras vienen, me dan un abrazo.

— Adiós, gracias por todo — salgo por la puerta corredera, miro por todos lados.

— Vamos haya — me cuelgo la bolsa a los hombros, y emprendo camino a no se donde.

Daniel

El teléfono suena, lo cojo rápidamente.

— Hola Daniel, soy el Capitán. Selena ya a despertado, le acaban de dar el alta.

— Genial, pues dime el hospital y la voy a buscar.

— De eso quería hablarte, se a ido por su cuenta.

— Pues quiero que la busquéis y la traigáis aquí convida.

—  De acuerdo Daniel, ahora mando a mis hombres, te la traeremos convida.

— Hasta pronto Capitán — cuelgo el teléfono, lo dejo en la mesa. Me siento en el sofá y miro a la nada.

Selena

Me paro en un semaforo, miro por los lados. Me pongo la capucha y cruzo.

Ha pasado una hora desde que me fui del hospital, ahora voy al banco, necesito dinero para vivir.

Entro en el banco, me espero a mo turno. Mi turno llega.

— Hola, querría doscientos peniques — la mujer me mira, se va de su asiento.

— ¡Todo el mundo al suelo, venga esto es un atraco! — no, porque, porque siempre que yo voy algún sitio pasa algo — Quiero que me den todos el móvil — yo lo escondo dentro de mis pantalones, ¿que? Seguro que hay no miran — Tú, dame el móvil — me señala, viene a mí.

Princesa Por Error {GMLRS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora