Mis cartas ya no son tan frecuentes y ya me está comenzando a parecer estupido que las siga escribiendo para alguien de quien no volví a saber, para alguien que hace ya demasiados meses atrás decidió sacarme de su vida.
Y es que me odio por ser tan ilusa, por quererte y amarte tanto Gustavo, me odio porque no quiero perder la esperanza en que vuelvas. Me odio por el simple hecho de no ser capaz de continuar mi vida así como tú lo hiciste.
Mi cafetería ha crecido demasiado, me hubiese encantado que fueras parte de este crecimiento. Ya mi familia y amigos dejaron de preguntar por ti, yo soy la única que jamás podría olvidarte. Sola he tenido que vivir mi dolor
Mis fantasmas, aquellos de los que creí haberme librado hace mucho tiempo atrás, me atormentan, ya casi no me dejan ni dormir. Parecen niños chiquitos pidiéndole un dulce a sus padres, están ahí, insistiendo, molestando. Me irritan y han provocado que algunas de las cosas que creí haber arrancado de mi vida aparezcan como una tinta nueva y brillante que se comienza a usar.
Creo que será otra de poner punto final a este capítulo en mi vida, esto me está consumiendo poco a poco, y tú no me has hecho nada, yo misma me hago una galaxia de mentes las cuales terminan por derrumbarme cada noche.
De: Natalia
Para: ¿Gustavo?17-12-2011
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Cartas al joven del café
RomanceElla nunca se cansó de escribir, ella nunca se cansó de amar. Quien diría que algo efímero podría convertirse en algo duradero, apasionado, arrebatado.