Carta 31

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Tal y como te fuiste, así regresaste, sin avisar.

No comprendo. Todos estos meses, y sobre todo los últimos dos me ayudaron a volver a construir bloque a bloque esa fuerza y fortaleza en mí misma que que por un momento fue hecha pedazos. Y de repente apareces, con ganas de arreglar las cosas, luego de un año sin importarte nada de mí, te apareces a pedir perdón y a decir "Te amo" como si nada hubiese pasado.

Lograste que aquellos murciélagos salvajes volvieran a revolotear en mi estómago. Verte entrar por la puerta de mi cafetería luego de un año, con tus ojos cafés cristalizados y con la respiración acelerada queriendo darme una buena explicación solo sirvieron para amarte y quererte más.

Pero Gustavo, esta vez tengo más miedo que nunca, no saber qué hacer, mi corazón me grita que te de una segunda oportunidad, pero mi consciencia , aferrada a mi nueva seguridad en mí misma, no quiere que me vuelvan a destruir.

Ni si quiere sé ponerle nombre a lo que sentí en ese momento. Fue un largo año sin saber absolutamente nada de ti, casi podía jurar que me habías olvidado y habías decidido rehacer tu vida. Pero al parecer no fue así.

Confieso que mis piernas comenzaron a amenazar con fallarme, mi voz desapareció por unos minutos que parecieron una eternidad, mi ojos se cristalizaron y lágrimas luchaban con mantenerse dentro de mi línea de agua, mi pulso creía poder escucharlo en todo el lugar, sentí como me ponía fría pero el sudor bajaba por mi espalda, y por ultimo sentía como algo apuñalaba mi estomago. No sé qué pretendes, Gustavo, no sé a donde planeas llegar con todo esto. Y yo ni siquiera puedo pensar aún con cabeza fría.

De: Natalia
Para: Gustavo

01-08-2012

Cartas al joven del caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora