Al final del día, él era la persona por la que quería llegar a casa. A él quería contarle como mi día había sido. Él era la persona con la que quería compartir mi felicidad, tristeza, frustración y mis logros... Pero era sólo eso: el querer poder ha...
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"An evening to enjoy"
No me sorprendí de mi misma cuando mi madre me recordó que no había un árbol de navidad en casa. Porque si soy honesta, la decoración ni siquiera pasó por mi cabeza, y al parecer Justin pareció olvidarlo porque tampoco lo había mencionado, y es más, parecía igual de sorprendido que yo al haberlo olvidado.
Todos estabamos poniendo manos en el árbol, posicionando los adornos en el gran árbol mientras que también íbamos y veníamos del ático buscando más adornos para la casa. Stella era quien tenía un mejor ojo para todo esto y nos ayudaba a decorar de una manera bonita y no simple y aburrida.
Mis ojos se encontraron con los de Justin, quien me miraba desde el otro extremo de la sala. Él no había sido maleducado ni mucho menos descortés en el poco tiempo que mis padres llevaban aquí, tampoco me había hecho un escándalo o tratarme más, y agradecía mucho por eso, porque no me encontraba en las condiciones adecuadas para lidiar con él.
Justin me miró una vez más y ladeó su cabeza hacia la cocina, diciéndome con la mirada que me dirigiera hacia allá. Dudosa, dejé los adornos en el piso mientras que mi familia continuaba y me dirigí a la cocina; segundos después, el entró.
―¿Cuándo podremos contarles? ―el preguntó.
Fruncí el ceño ―¿Contarles qué?
―Del embarazo, Sienna―él sonrió
―Mañana por la noche, Justin.―dije, tratando de calmar la sonrisa que quería salir de mi boca, conmovida por su emoción―Quiero que tus padres estén presentes también cuando lo hagamos.
―Oh, sí, buena idea―él rió―¿Te encuentras bien? ¿Tomaste tus medicinas en la mañana?
―Lo hice―asentí―No te preocupes, estoy siguiendo todo al pie de la letra. Quiero este bebé sano...
―Yo los quiero a ambos sanos―me dijo, acercándose a mí y envolviendo sus manos en mi cintura.―Te amo.
Oír aquello fue como si estuviera cayendo de un precipicio. Mi estómago se revolvió y aquella sensación de vértigo hizo hormiguear la punta de mis dedos. Sin embargo, no pude evitar sentirme bien con sus palabras. Diablos, sí que sabe mentir bien y ¡Diablos! ¿Por qué le creo?
―Y-y-yo te amo también―sonreí.
Mis palabras salieron temblorosas, pero aún así él sonrió. Se sintió como el asco al ver que mis palabras no parecían tocar ni un recóndito espacio en su cuerpo. No se vio tenso, no se vio muy feliz, sólo sonrió. Pero ¿Alguna vez han visto a alguien reírse sin ganas o sonreír por cortesía? Pues bueno, eso era lo que estaba viendo justo a ahora.
―Iré a ayudar allá―murmuré y salí de la cocina antes de que pudiera ponerme a llorar frente a él.
Sawyer encontró su mirada junto a él y sabía que lo que le había dicho antes, no lo estaba calmando mucho. Rápidamente sacudió su cabeza hacia mí y prosiguió ayudando a nuestra madre a adornar.
