Eight; the lies begin

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Lie number one

»It will never happen again«

―¿Megan?

―Hola―ella sonrió y se acercó a nosotros.

Fui incapaz de quitar mis ojos de encima de ella. Fui imposible no mirarla con asco y con frialdad, fue imposible poner una sonrisa amigable hacia ella. No lo merecía, tampoco lo intentaría. No tengo el valor de ser tan hipócrita, tan cínica como ella lo es. ¿Tiene los nervios para acercarse a nosotros y fingir como que no ha hecho nada? ¡Que la jodan! Si la veo hacer un sólo movimiento hacia él, explotaré.

―Mucho gusto, soy Megan―dijo ella, estirando su mano hacia mí.

La miré con el ceño fruncido y en vez de eso, tomé a Zoe de los brazos de Justin, el cuál me miró molesto y confundido por aquella actitud.

―Ella es Sienna, mi esposa―dijo él, un poco incómodo. ―Y ella es Zoe, mi hija; Sienna esta es Megan, una compañera de trabajo.

Megan se acercó a Zoe, pero fue como si la desconfianza que yo tenía hacia ella la hubiera sentido Zoe también, haciéndola abrazar mi cuello con fuerza y volteando su rostro en la dirección contraria. "Quiero irme a casa" murmuró en mi oído.

―Bueno, um, yo creo que te veré por ahí―ella dijo, sonriendole―Adiós, un gusto.

Dijo, para salir del lugar apresurada. La observe marcharse con una mirada neutra mientras que sentía los ojos de Justin sobre mí. La observé hasta que ya no podía ver más su pelirrojo cabello.

―No estaré en casa. Iré a lo de Sabine―le dije a Justin, cuando volteé a verlo―Te veré en la noche.

―Aguarda ¿Escuchaste algo de lo que Brad dijo? Zoe necesita descansar.―me dijo, frunciendo el ceño.

―Estoy segura que Sabine tiene camas en su casa―le dije y comencé a caminar hacia mi amiga.

―¡Sienna espera!―dijo, tomando mi brazo―¿Puedes ir a casa cuando yo llegue, por favor? Creo que debemos hablar. 

  ―Um, yo no lo creo―dije, soltándome de su agarre― Te veré luego, Justin.

Sin más, me marché de su lugar de trabajo y junto a mi amiga abandonamos el lugar para dirigirnos a su casa, al menos para dejarla ahí y luego irme a casa.

Me podía venir bien un poco de silencio en mi hogar. Después de ese tenso momento, lo necesito.

(...)

Conté los segundos en mi mente, deseando que dejaran de avanzar para que Justin no llegara a casa. Zoe había dormido toda la tarde desde que habíamos vuelto de haber dejado a Sabine en su casa, por lo que prácticamente estaba sola en casa, martirizándome a mí misma con mis propios pensamientos.

Había imaginado cómo resultaría esto un millón de veces en mi cabeza, había imaginado las veces en las que el entraría a casa de mil maneras diferentes, con mil diferentes reacciones. Ninguna me gustaba.

Traté de componerme y mantener la calma, traté de ser coherente con mis ideas y ordenarlas para que cuando Justin me preguntara qué pasa, pueda explicarle. Aún cuando me siento incapaz de revelar aquella verdad.

Finalmente, la puerta se abrió y de ella entró un cansado Justin, junto a su mochila y las llaves del auto en la mano. Me miró desconcertado y sólo se quedó en el umbral de la puerta sin saber que decir.

―Creí que no estarías en casa a esta hora―él murmuró

―Cambié de parecer. Zoe necesitaba su propia cama y yo quería mi hogar―dije, caminando hacía el estante lleno de libros, el cuál había estado organizando por título durante horas mientras él llegaba.

Todos los libros se encontraban en un desastre en el suelo, el cual impediría  que él se acercara demasiado a mí.

Justin cerró la puerta y dejó sus cosas en el sofá. Se posicionó junto a la chimenea y jugó con las llaves en su mano. Supe que no miraba, porque lo estaba mirando por el rabillo de mi ojo y pude percibir que su cabeza estaba baja.

―Sienna, escucha...

No sabía exactamente qué decir. Estaba quieta en mi lugar mirando la Biblia de Justin en mis manos. Me quedé callada, esperando que él hablara. Quería escuchar lo que tenía para decir y debía esperar, si quería mantener mis pies en este suelo el cual pertenece a mi hogar.

―Estoy preocupado por ti, por nosotros.―dijo, meciendo sus pies de lado a lado―Sé... Se que he cometido un error, algo que jamás lograré olvidar porque es algo que siempre juré no hacer, algo que estaba totalmente fuera de mi cabeza y que pensé que jamás lo viviría. Sienna, lamento tanto haberte agredido, jamás quise hacerlo.

Él suspiró y se acercó a mí lentamente.―Te miro, y siento que si me acerco demasiado me temes o te asustas cada vez que muevo mis brazos. Y no quiero eso para nosotros, Sienna. Soy tu esposo, no tu amo o alguien quién sea capaz de lastimarte. 

 ―¿Por qué bebiste, Justin?―murmuré.―Jamás habías llegado así antes. No así de agresivo.

Mentí. Ya había pasado otras veces, sólo que no había pasado a mayores situaciones, sin embargo, Justin se encontraba demasiado ebrio como para recordar todos esos sucesos.

―Estaba exhausto. Necesitaba salir un poco de la rutina, pero no pensé que terminaría así.―él me dijo, buscando mis ojos cuando inclinó su cabeza―Sienna, lo lamento mucho. Por favor créeme cuando te digo que no quise hacerlo, y lo sabes. Sabes que siempre respetaré a las mujeres, sólo que no sé que pasó esa noche, no sé que pasó conmigo. Parecía que todo había llegado a su punto límite, había tenido un pésimo día en el trabajo, no sé que ocurre contigo últimamente y solamente me sentí... ¿Abrumado?

―Creo que sí hablaras conmigo un poco más, podrías distraerte: podría ayudarte, podríamos apoyarnos en el otro, pero contigo es como sí hablara con una pared ¿Sabes?―murmuré, dejando la biblia en el estante.

―No lo entiendo―el frunció el ceño.

―¿Cuándo fue la última vez que me hablaste de...no lo sé, un paciente o algo? ¿Cuándo fue la última vez que me llamaste al trabajo para chequear como estaba? ¿Cuándo fue la última vez que yo te conté algo de mi trabajo? ―dije, dejando mis hombros caer y mirándolo a la cara, sintiendo esas lágrimas dolorosas correr por mi cara. ―¿Cuándo fue la última vez que tuvimos una conversación real además de decir un "buen día" o "buenas noches"?

 Él se mantuvo callado.―Sienna, sé que últimamente no estoy tan pendiente de llamarte y esas cosas, pero entiende que mi trabajo es pesado y...

  ―¡Al carajo tu trabajo, Justin! ¿Sabes todas las cosas que debo hacer yo? Sin agregar lo que debo hacer cuando llego a casa, o cuando salgo del trabajo. Pero no me quejo ¿O sí? ¿Alguna vez te traté como tú lo haces conmigo? 

―No...

―Entonces no lo entiendo. No sé que es tan abrumador para ti, cuando yo soy la que tiene que aguantar tus repentinas actitudes de mierda, o tu malhumor o simplemente que pases a mi lado y ni siquiera me beses la mejilla. ―cuando solté todas esas palabras, noté que las estaba llevando por un mal camino, por lo que con el dolor de mi alma cambié la dirección ―Nada se justifica por lo que hiciste...

―Sienna ¡Lo siento..! Yo..

―Pero prométeme que nunca ocurrirá otra vez ¿Sí?

Sus pasos avanzaron rápidamente hacia mí y sin importar los libros en el piso, me tomó en sus brazos y me encerró entre ellos, ubicando mi cabeza en su pecho.

  ―Lo siento tanto, bebé. No ocurrirá otra vez.―dijo en mi oído.

Sé que soy una tonta, no hay necesidad de recordarmelo, pero maldita sea, se siente muy bien estar en sus brazos y sentirme amada, aún cuando en verdad... ¿No lo soy?


Lie to Me ➳ j.b #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora