9: Todo sale a la luz

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—¿Sigues molesto? Ay, sé que lo estás. Me has estado ignorando toda la mañana. — Dije tratando de hacer que se dignara a responderme.

—N–no... es solo tu imaginación...

—Claro, claro. Entonces, no te molestará que comamos juntos, ¿verdad?

—Por mí está bien. — Dijo cabizbajo, aunque al principio estaba dudoso.

Salimos a la terraza y el silencio que crecía cada vez más me hacía sentir incómodo. Ninguno de los dos hablaba, así que pensé que estaba bien si era yo quien tomaba la iniciativa.

Aquí vamos.

—Marco. Quiero hablar contigo sobre la relación entre Jean y yo.

—Olvídalo, no quiero saberlo.

—Si de verdad quieres saberlo te lo voy a explicar, enserio. Desde ya te digo que no soy tu rival, Jean no me interesa.

—¿No mientes?

—Lo juro.

—Entonces... cuéntame.

—Verás yo... trabajaba en un club como... bueno... podríamos decir que como un "acompañante" — Expliqué inseguro y avergonzado. —, o como tú le quieras decir, no tengo problema. El caso es que Jean era un cliente pesadamente regular. Sé que no es lo que quisieras escuchar, pero jamás tuvimos una relación seria. Jean no me gusta, y actualmente yo tampoco le gusto a él. — No podía mentirle más, ni omitir datos, así que lo mejor era que supiera todo, eso incluía el hecho de que Jean me perseguía.

—Entiendo... En pocas palabras, todo eso ya no importa.

—Exac... ¿Eh?

—Que no importa. Lo único que me ha quedado claro es que no le gusto ni podré gustarle a Jean. Solo mírate a ti y mírame a mí.

—¿Qué tienes? Eres atractivo.

—Sí, para un veinte por ciento de la población talvez, eso siendo generoso conmigo mismo.

—Estás exagerando. No te subestimes. Lo que debes hacer ahora es declararle tus sentimientos a Jean, creo que te sorprenderías.

—¿Te has vuelto loco?

—Oye, ¿por qué no? — Pregunté escandaloso. — Qué tal si sí le gustas. Tienes muchas posibilidades.

—No, porque por lo que he podido ver, él no deja de rondarte.

—Pero eso es por asuntos totalmente ajenos. ¡Vamos! Debes decirle. — Trataba de convencerlo, no solo porque era lo que Jean me había pedido, sino porque nacía de mí también.

—Ay, ¡que no! — Dijo hastiado de que estuviera agitándolo por los hombros.

—Que síiiii.

—Eren ni siquiera sé cómo hacerlo. Nunca antes me he confesado a alguien, ¿tú sí?

—Eh... Muy pocas veces, generalmente eran otras personas las que se me declaraban. — Expliqué sin medir muy bien mis palabras.

—Disculpa señor "imán de amores". Tus grandes, claros y brillantes ojos deben ayudar mucho. — Suspiró. — No puedo negar que eres muy guapo.

—Ya dije que tú también lo eres.

—Es una opinión subjetiva... Mira me da igual, no me confesaré, ¿entendido? — Se iba a levantar de la mesa pero lo tome de la muñeca.

A mi cabeza habían llegado un montón de ideas aleatorias y sin relación entre sí, pero de entre todo eso pude sacar algo, algo que en mi cabeza no sonaba tan mal, pero que cuando salió de mi boca sí que resultó ser terrible.

La persona Indicada para mí [Riren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora