4: El Mundo es un Pañuelo

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Estos últimos días he intentado contenerme debido a mi orgullo, pero él es diferente. No puedo, tengo una gran necesidad de verlo, saber cómo está, saber más a cerca de él, lo que le gusta y disgusta, quiero más de él.

—Hola Levi... ¿te gustaría salir hoy?

—Qué gusto escuchar tu voz después de un tiempo.

—Han sido solo tres días — reí como estúpido. — ¿Te parece si quedamos en el parque a las cinco?

—Sí claro. Allí nos vemos.

Estaba ansioso y emocionado por verlo una vez más, tanto, que sin querer llegué media hora antes de lo planeado a la cita, enserio que no me había dado cuenta. Tuve que esperar paciente en una banca frente del lago a que llegara.

—Hey — Alcé la cabeza en dirección de quien me llamaba. — Veo que tú también llegaste antes. — ¿A caso él también quería verme cuanto antes? Pensar eso me hace inmensamente feliz.

—Hola — sonreí guardando la calma — En realidad no sé cómo fue que llegué aquí tan pronto. — Se sentó a mi lado en la banca para seguir hablando.

—Hace unos días me dijoste que por fin tenías trabajo. Felicidades. — Lucía bastante relajado; me encantaba cada vez más. Transmitía un aire de madurez y seguridad que nunca antes había percibido en mis anteriores parejas.

—Gracias. — Sonreí sintiendo arder mi cara un poco.

—¿Algún día cumpliras con tu sueño de ser escritor?

—Eso espero.

—Estoy seguro de que lo lograrás — Dijo tratando de animarme, lo cual hizo que me sintiera muy conmovido. Ese sentimiento, junto a otros más, sumado a la atmósfera del parque, hizo que me acercara lentamente a él, dispuesto obtener un beso de sus labios. Solo llegué a rozarlos ya que enseguida me apartó. Mierda.

—Lo siento — dijo tocando sus labios con la yema de sus dedos.

—... — Suspiré. Estaba herido. — No hace falta que te disculpes, yo soy el problema. A veces soy muy impulsivo y.

—Estoy casado. — Interrumpió dejando mi mente en blanco por unos segundos.

—Y–ya veo. — Fue lo que dije cuando creí salir del shock. No podía engañarme a mí mismo, esas dos míseras palabras me habían dado una punzada en el pecho. Algo se había roto, bueno, no algo, de hecho varias cosas, mi ilusión, mi esperanza, etc... sentía como poco a poco se iban fragmentando. Técnicamente fui el único que se enamoró. En todo este tiempo, él solo me veía como un amigo. Pues claro.

Me levanté de la banca, tomé mi teléfono y busqué su nombre en la lista de contactos. — Perdón por haber malinterpretado las cosas. — Di a aceptar en la opción de borrar contacto. — Espero que me entiendas, yo no quiero ser una mala persona. No puedo seguir quedando contigo sientiendo esto y sabiendo que estás casado. — Decir eso me había dolido. — Dame tu teléfono también, me borraré de tus contactos. — Sacó su teléfono del bolsillo algo dudoso, estaba tardando tanto en darmelo que tuve que tomarlo por mí mismo. No de forma grosera, pero tenía que hacerlo rápido porque no podía soportar estar allí más tiempo. En todo este tiempo, él no dijo nada, solo mantenía su cabeza baja. Talvez me estaba poniendo a la defensiva, jamás me había enamorado y ahora que acabo de salir lastimado, estoy creando un muro entre él y yo de forma precipitada. Quería seguir estando cerca de él, pero no era lo correcto. — Será mejor que regreses ya a casa. — Fue lo último que dije antes de irme. No esperaba que dijera nada y de verdad no lo hice. No podía ser más ridículo.

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◇◇◇◇

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—Bienvenido.

La persona Indicada para mí [Riren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora