La persona Indicada para mí [Riren]

2: Dudas

Armin me había llamado para que fuera a verlo en su casa, dijo que quería hablarme de algo importante. Nunca pensé que mi querido amigo, una persona tan pero tan seria y en ocasiones miedoso, se llegara a enamorar. Pero eso era tema aparte ahora, lo que me traía a estar ahora en su casa era algo relacionado con su última cita.

—Dime, ¿qué fue lo que pasó?

—Erwin me invitó a cenar. Y bueno, cuando ya habíamos acabado de comer... me invitó a su casa. Creo que sabes a donde voy con todo esto... — Se tapó la cara para que no pudiera ver su cara tornarse roja. Pero igual lo hice.

—Ajá... continúa.

—Y–yo, no pude hacerlo. Quería pero a la vez tenía miedo.

—Armin tú... ¿aún eres virgen? — A pesar de conocerlo prácticamente de toda la vida, me sorprendió un poco.

—¿A qué viene eso? Debiste saberlo sin que te lo dijera. Pero ignora ese hecho, después de ese día intenté volver a acercarme a él pero... me dijo que quedáramos como amigos.

—Eso es solo una excusa.

—¿Eh? ¿Él me está evitando?

—Técnicamente sí. Es lo que yo les digo a las personas que confiesan su amor por mí, pero no me atraen en lo más mínimo. No hay otra opción, es la mejor manera de cortar con cualquier relación de ese tipo.

—P–pero, él parecía realmente interesado en mí. Talvez yo enserio le gusto.

—Armin tienes 24 años ya; no puedes vivir pensando que allá fuera está tu destinado esperándote con los brazos abiertos. Es por que ves al amor de esa forma que no consigues novio, novia o... lo que sea. Mira — rodeé sus hombros con mi brazo —, te digo esto porque eres mi amigo: debes ser un poco más... suelto.

—Te refieres a que tome las cosas más a la ligera.. así como tú. — El ambiente empezó a tensarse un poco.

—¿Qué estas tratando de decir? — Pregunté lo más calmado posible.

—Pues... que me acueste con el primero que aparezca. — Escuchar eso me hizo enfadar un poco, pero no tenía por qué, era la verdad y además yo no era el que estaba equivocado. — Prefiero estar detrás de él que tener que estar cambiando de pareja cada dos por tres.

—Armin es solo que eres muy serio y algo inocente en estos temas.

—Prefiero ser así a ser alguien como tú. Alguien que no conoce ni conocerá lo que es el amor de verdad. — Ahora él estaba un poco alterado. Suspiré. Al final no podía confíar en las palabras de consuelo que me dio el otro día. Al final, sí que me juzgaba.

—...

—E–Eren, y–yo en verdad no quise. — Lo interrumpí.

—No importa. Ya es tarde, será mejor que me vaya. Te veré mañana, buenas noches.

"Alguien que no conoce, ni conocerá el amor" de verdad es tal y como dice. Yo no sé lo que es el amor, no recuerdo jamás haber pasado por todo ese torbenillo de emociones que tal sentimiento genera, pero tampoco tengo la necesidad de encontarlo.

Ya estaba a punto de llegar a casa cuando recibí una llamada de Jean. No tenía remedio, desde la primera vez que me acosté con él, no dejó de ir al club todas las noches para verme. Mi cuerpo oara él se había vuelto un capricho y me hartaba llegar a trabajar y encontrarme con esa cara de imbécil que traía. Le dije que dejara de ir a verme y que a cambio, podía llamarme una vez a la semana a cualquier hora, eso le agradó, claro que para mí solo era un cliente más.

—Hola, ¿cómo estás?

—Bien. — Respondí.

—¿Estas libre hoy? Me gustaría que nos encontráramos.