Mundo Paralelo 12

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Mundo Paralelo 12

Francisco

Estoy en una casa que no recuerdo, oculto entre unas cortinas; como si estuviera jugando al escondite.

— ¡Francisco!,¿Francis?; ¿Dónde estás pequeño? Mama te está buscando... - dice con una voz dulce.

Voy a salir para decirle que ella no es mi madre, y para decirle que no me llamo Francis; pero entonces noto que solo soy un mero observador.

Se escuchan risas de un niño pequeño, sale descaradamente de una cortina y se mete en otra; sin cuidado alguno.

— Será idiota – pienso

— ¡Ya se! – dice mama ilusionada

Ve unos zapatos bajo la cortina, entonces abre la cortina al grito de

— ¡Te pille! – pero no lo pilla, la ha engañado

— Típico de mi – dice Francisco con una lagrima de orgullo

— ¡oh no! Me ha engañado, ¿dónde estará mi pobre niño? – dice mi madre fingiendo estar compungida

— Aquí, ma' – le salta encima a la madre riéndose

— No le des estos sustos a mama – regaña de mentira

— No mami, te quero – dice Francisco tierno

— Puagh que empalagoso eres – piensa el mismo

— Y yo a ti, mi pequeño Frank; no me crezcas nunca – dice acariciándolo y besándolo en la frente.

Me hace cosquillas y se las devuelvo, caemos los dos riéndonos al suelo; hasta que escuchamos las llaves de la puerta sonar. A ambos se nos cambia la cara a la vez, empiezo a temblar y se me ponen los labios morados del miedo; me hago pipi encima y todo.

— ¿Qué puede haber en el mundo, que me de ese miedo a mí? – pienso, sin recordar nada; pues nada me da miedo.

Mi madre también parece asustada, pero menos que yo; o quizá solo finge...no la conozco, no puedo saberlo; me muerdo los labios con nerviosismo.

— Vete a tu cuarto, se ira pronto y escóndete; solo por si acaso. – dice con su mirada dulce

— ¿se-segu-segura? – tartamudeo nervioso, a pesar de mi corta edad; ya apretó los puños.

— Estoy orgulloso pequeño – pienso para mí, tan pequeñito y con dos cojones.

— Si, ve – me hace un gesto de cabeza.

Al ver que no me movía, forzó una hermosa sonrisa; creo que fue la última vez que la vi. No recuerdo haberla visto más, salí corriendo para mi cuarto y me escondí debajo de la cama. Tras seguirme a mí, baje a ver que ocurría abajo, aunque estoy seguro de que desde arriba se escuchaba todo perfectamente; quería ver lo que no vi para recordar y para saber.

La puerta se abrió abruptamente nada más llegue.

— ¿Qué quieres, Ramón? – pregunto mi madre temblorosa, ya nada quedaba de esa mujer fuerte; de hace unos instantes.

— Quiero dinero, ya lo sabes – dijo este ebrio y con una sonrisa que no era de felicidad, sino de complacencia; este sabía que conseguiría su objetivo.

— No tengo más, ya te lo llevaste todo – gimió mi madre, conteniendo el llanto; estaba al borde de un colapso nervioso y, aun así, seguía frente a él. Sí que era fuerte si...

 Un Mundo Paralelo (Reedicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora