Mundo Paralelo 11 Parte: 4

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Mundo Paralelo 11 Parte: 4

En otra parte:

En la vieja catedral de Cádiz, la vieja Santa Cruz; el sacerdote del lugar. Siente una sensación rara, hace cosa de unos días. Fue como si un rayo cayera sobre su vieja iglesia y la barrera exterior, tan divina e infranqueable como fue estos mil años, se debilitara. Estaba convencido de que algún ser maligno que no era de este mundo había encontrado la manera de absorber la luz divina que dios había puesto en las iglesias para salvar a sus mas serviles devotos. Pero si alguna criatura de este u otro mundo, había aprendido a tragarse esa energía; sus días en la tierra estaban contados.

Se cercioro de ello, pues ahora al abrir la puerta; podía ver afuera de forma un poco turbia y nublada, pero veía al fin y al cabo...cosa que antes no podía hacer ni aunque quisiera. Siempre había añorado ver su Cádiz limpia, perpetua y reluciente, pero ver afuera fue más triste que feliz; realmente. Pues imaginaba que las cosas estaban mal...pero no que estaban tan, tan; tan mal. Los edificios alrededor de la puerta parecían solamente abandonados, las calles lucían sucias e igualmente abandonadas; sin ninguna clase de cuidados. Lo que mejor estado tenía era la casa del Obispo, todo lo demás parecía derruido, ensangrentado y oscuro, muy tenebroso todo.

Aunque sin duda lo peor eran esas abominaciones que a veces pasaban por la plaza.

Hace relativamente poco, tras otra extraña sensación y tras las luces de las velas electrónicas de pago encenderse solas; después de años sin electricidad...Un chico con ropa de militar apareció en el altar, tal y como un milagro.

Intente reanimarlo o despertarlo de todas las maneras, habidas; imaginadas y por hacer, pero nada de nada. Entonces recupere la firmeza en la fe y empecé a recitar la biblia con fuerzas renovadas, tal y como si estuviera dando una misa; como las anhelaba y el repiquetear de las campanas. Cada día daba tres largas y exhaustivas misas, buscando un pasaje para su salvación o mejor dicho; para la nuestra. Ya que su aparición era cuanto menos un milagro, no me extrañaría que reviviera al tercer día; tal y como lo hizo el hijo de dios...Jesús.

Ya que su aparición debía tener un sentido.

Solo debía descubrir cuál.

¿Para qué iba a aparecer un cuerpo muerto de la nada? Eso no tiene sentido, desde ninguna clase de lógica; ni humana; ni de aberración y no creo que Dios en su infinitiva sabiduría, permitiera tal blasfemia o tal pesada broma y oscura, en su templo.

Esto era sin duda alguna la señal, la gloria, la paz, el momento del retorno de los hombres; este hombre era un milagro llamado Salvador.

Estaba dando misa el tercer día, por la noche; mirando el cuerpo como siempre. Con abrumador fanatismo hasta el punto de que casi no pestañeaba, controlaba mi respiración con maestría aunque a veces olvidaba respirar y tosía al atragantarme; visualizando como se levantaba con un aura dorada y volatilizaba con su poder divino a esas criaturas del diablo.

Sin embargo mi volátil estado de ánimo estaba ya haciendo de las suyas, estaba perdiendo la fe de nuevo; ya que este ser celestial o angelical, no hacia el más mínimo movimiento. Al menos esta vez no estaba perdiendo la esperanza pues su aparición, era un milagro que debía tener un sentido. Dios no envía cuerpos muertos para nada, debe tener alguna función y justo al decir amén, me pareció verlo moverse.

No tuve claro si fue una alucinación de mi cansado cerebro, una imagen enviada desde el mas allá o simplemente; que se movió de verdad...Pero eso me animo a continuar con los ánimos mas ensalzados.

Seguí recitando, esta vez mis pasajes favoritos; pensando que quizá al ponerles más sentimiento y más énfasis, se despertaría antes.

"Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento"

 Un Mundo Paralelo (Reedicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora