Mundo Paralelo 12 A

10 0 0
                                    

Mundo Paralelo 12-A

Salvador

Apenas lo recuerdo, ya que estaba agotado; pero anoche entre tras el gato en la casa del obispo. Era un dúplex con patio interior en pleno centro, anda que viven mal; estos religiosos. Como se nota que tienen una buena posición, el gato me llevo hasta la cocina; mostrándome que no era la primera vez que entraba en este lugar y...lo que quería. Pensé que me guiaba hasta algo importante, pero solo quiere comer; me ha llevado hasta la comida de gato. Eso me hace pensar que el obispo tenía un gato, y si tenemos una barrera; me pregunto dónde puede estar. El gato sigue arañando la puerta, con la intención de que se la abra; pero lo ignoro y registro la casa para asegurarme que estamos solos.

Una vez que lo compruebo, me preparo algo de cena; mientras el gato me mira mal y se queja. La nevera del obispo esta hasta los topes, y puedo elegir cualquier cosa; pero no me termino de fiar...así que como lo que traía en mi mochila y ya mañana comprobare el estado de todo, si no hay nadie en el patio tampoco; una vez que ya he comido; le pongo de comer al gato. Que, a pesar de mirarme claramente con asco, se lo come; porque tiene hambre. Por un momento pienso que me la va a rechazar, pero no se atreve; no vaya a ser que se la quite y no se la vuelva a dar.

— Oye, amiguito; yo me voy al catre que tengo que descansar. Tu haz lo que quieras que hagan los gatos, pero no me vayas a abandonar. – le digo, le intento acariciar; pero me patea la mano. — vaya que desagradecido eres – al decir esto, me vuelve a mirar mal; pero sigue comiendo sin decir nada. – quizás solo habla su líder, solo quizás; o puede que lo tengan prohibido.

Subo a la segunda planta, meto la espada bajo la almohada y dejo todo lo demás bien puesto; después de todo ha sido un gran día. Empiezo a pensar en que hare mañana, pero no llego a pensar mucho; pronto mis parpados se cierran y me quedo dormido como un tronco.

Me despierto con una sensación extraña, abro los ojos y me saluda la oscuridad; ¿anoche cerré las persianas, o no? Que yo recuerde no, y estaban abiertas; dejando entrar un buen frescor nocturno y dejando ver las estrellas que sin contaminación lumínica...mostraban un buen techo lleno de ellas. Llevo una mano con disimulo a la espada.

— Yo que tu no haría eso – sisea una voz en la oscuridad

Agarro la espada, la desenfundo con rapidez y choco la misma; contra una lanza. Desviándola por el impacto, esa persona se sorprende; pero no se amilana. Empezamos un combate singular, pero no siento que estemos solos; más bien siento que muchos ojos nos miran atónitos. Sin saber que hacer o cómo actuar, simplemente observando la situación; escucho murmullos que lo corroboran. Su lanza intenta golpearme o clavarse, pero no consigue ninguna de las dos cosas; la desvió con la espada no sin dificultad. Intento cortarle con mi espada, pero con la lanza es difícil; así que voy pensando en otro plan. Poco a poco, mientras combatimos; lo hago retroceder y cojo el escudo. Ahora ya sí que es mío, con un solo movimiento de escudo; desvió la lanza y me acerco a su cuello con la espada al frente. Pero antes de que haga nada...

— ¡Esperad! – grita una voz desde la puerta y me percato entonces, que alrededor de mi cuello; hay al menos diez lanzas o más. Y de que al que tengo por el cuello, ha desenfundado su espada suficiente; para cortarme el costado al menor movimiento. — ¿Quién sois? ¡quietos todos! – pregunto la voz desde la puerta y ordeno a los demás, que se habían movido un poco.

— No hablare, sino dejan de apuntarme – dije molesto

— Razonable – asintió el de la puerta — dejad de apuntarle – ordeno

— Pero monseñor – protesto el que tenía delante

— He dicho... - recalco molesto el de la puerta

 Un Mundo Paralelo (Reedicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora