Sin sentido. -Vmon/NamTae.

3

Tae se estiraba sobre las sabanas de la cama mientras NamJoon lo observaba apoyado en el marco de la puerta de la habitación. Tae hizo algo parecido a un ronroneo al sentir la suavidad de la tela contra su mejilla y NamJoon le sonrió con cariño. Tae se mordió el labio al sentirse observado, NamJoon lo miraba dulcemente mientras sonreía y a TaeHyung eso le pareció algo adorable, porque NamJoon era adorable.

—Si tomas una foto te durara más —bromeó TaeHyung.

—Me gusta el solo observarte, estoy bien por ahora.

TaeHyung sonrió y sus ojos cafés brillaron ante NamJoon en señal de afecto. NamJoon pensó en lo mucho que amaba los ojos de TaeHyung y a TaeHyung en general.

—Eres hermoso —soltó de la nada y Tae sonrió.

—¿A que viene eso?

—Solo quería decírtelo.

—Tú eres hermoso.

NamJoon le sonrió con más amor que antes y negó suavemente, mientras sus mejillas se calentaban poco a poco ante la intensidad de la mirada de TaeHyung al decir eso.

—No me mires así.

—¿Así? ¿cómo?

—Como si pudieras traspasarme con tus ojos.

—Te encanta que te mire así, perra.

NamJoon abrió los ojos y lo miró entre divertido e incrédulo.

—¿Cómo me dijiste?

—Perdón, es que JungKook siempre le habla así a YoonGi y me pareció divertido.

NamJoon despegó su cuerpo del marco de la puerta y caminó hacia TaeHyung, arrodillándose en la cama cuando llegó.

—¿Qué seguirá? ¿Algún fetiche que le copiaras a JiMin y HoSeok?

Tae lo miró con un brillo pícaro en sus ojos café— ¿Hablas sobre los movimientos de cadera de los que siempre habla JiMin o sobre la flexibilidad?

—Dios, cállate —un gesto de asco se formó en su cara—. No quiero saber sobre la vida sexual de esos dos.

—Te encanta, bebé.

—A ti te encanta, nene.

—Dime "nene" una vez más y me abro de piernas.

NamJoon se carcajeó—¿Esa frase de quién es?

—Kim TaeHyung, ¿lo conoces? Dice ser tu novio hace casi dos años.

—Ese chico suena a alguien muy atrevido.

—Y te encanta.

—Bien sabes que si.

NamJoon se inclinó hacia adelante y besó a TaeHyung, quien estaba estirado a lo largo de la cama, esperándolo con los brazos abiertos, listos para enredarlos en su cuello.