6. ¿Debería?

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"No somos nada de lo que vemos. No somos nada de lo que imaginamos."



-Tu mamá me contó que te habías "acostado" con la sobrina de tu padrastro. ¿Es cierto?

-¡Claro que no! ¡¿Tú le crees?! ¡Esa loca debió hacerme echado algo, alguna droga o algo así!

Dasher se sentó sobre su escritorio, con sus manos en la mesa a los lados de él. -Te creo.

-¡Oye, yo jamás...! ¿Me crees?

-Por puesto. Tengo 21 años, sé lo muy locas que se pueden poner algunas chicas con eso de sus hormonas y todo lo demás. Además de estar junto a un chico como tú. Me ha pasado antes eso que te pasó, por eso soy gay.

Un balde de preguntas me cayó encima.

-Espera. ¿Tienes 21 años? ¿Cómo puedes ser psicológico? Sabía que había algo malo contigo, falsificaste ese título de psicología y en realidad eres un loco. Nadie puede terminar su carrera tan rápido y más psicología, mi prima aun sigue estudiando, y eso que entró a la universidad hace 3 años. Y oye... ¿e-eres gay?- Por alguna razón mis mejillas se tiñaron rojas, al preguntar lo último, tal vez por el hecho de que jamás hablé de eso tema con alguien.

-La curiosidad mató al gato, Tim. Además,- se levantó de su escritorio y se sentó en su silla. -¿Quién es el psicológico aquí?

-También merezco saber algo de ti, tú pasas horas preguntándome cosas sobre mí y, pues, yo hasta ahora sé algo más de ti aparte de tu nombre, a no ser que... también tu nombre sea falso al igual que tu título de psicólogo. Y la verdad, no tengo idea. Estamos igual de loco.

-Según tú, yo era el único loco y tú eras completan normal.

Mierda...

-¡Jajaja! Caíste en tu propio juego. ¡Loser!- hizo una "L" con su mano derecha y la puso sobre su frente.

-Eh... Okay...

-Bien, ya para empezar con la terapia de hoy...

-Creí que ya habíamos empezado hace una hora.

-Pues no, bueno, más o menos. Como sea,- abrió las dos primeras gavetas de su escritorio y sacó una bolsa con unas tarjetas. -Hoy vamos a seguir con la terapia de "Cómo Controlar el Enojo" que no terminamos ayer.- Me resbalé en la silla hasta casi caer en sentado en el suelo. -Necesito que me digas el nombre de las personas que odias o no soportas.

-¿Aparte de ti?

-Sí.- rodó los ojo, pero luego rió.

-Bueno...- me levanté para sentarme mejor la silla. -No soporto a los idiotas que entrenan hockey conmigo en el equipo del colegio. Amber, mamá, mis vecinos, el tipo de la farmacia, el que deja el periódico, mi profesor de matemáticas, el de ciencias, Paul, el tipo del...

-Háblame de Paul. ¿Por qué lo odias o por qué no lo soportas?

Hace meses que está dándole vueltas al asunto de Paul. Siempre lo he evadido porque en verdad es algo que no quiero hablar. No quiero tener que conversar sobre todas las cosas que este bastardo me ha hecho. Pero es por él que estoy aquí, si nunca hubiera entrado a nuestras vidas, yo nunca hubiera imaginado que estaría sentado en está silla frente a alguien que se hace llamar psicólogo.

Dasher una vez me dijo que si Paul me hizo algo algunas vez, él puede ir a la cárcel y le haría muy mal empezando porque soy menor de edad. Pero, ¿qué ganaría yo? La señora Sparks me odiaría por mandar a la cárcel a su querido esposo. Probablemente me eche de la casa o me encierre en una casa de huérfanos o... me mate. ¿Sería capaz de matar a su propio hijo? Bueno, ella perfectamente deja a su hijo ser violado y demás cosas por un hombre completamente mierda. ¿Y qué tiene de bueno él? Nada. ¿Por qué no lo deja? Porque lo prefiere envés de a su hijo. Y por eso se quedó sin hijo.

SEÑOR PSICOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora