Hace tres semanas:
-Bien, los llamé a venir porque estoy en una situación que me incomoda y preocupa mucho sobre Tim.- lo miré extrañado y haciendo todo lo posible para no verme aterrorizado. No quería que dijera lo que pensaba que iba a decir, porque me iba a suicidar si lo decía. -Y es sobre las calificaciones de él.
No sé si escucharon el jadeo de alivio que solté. No quería tener más problemas. No quería recordar todas las noches que Paul hizo eso. Dasher había "citado" a la señora Sparks y a Paul a una reunión sobre mí. Como todo "psicólogo" debe hacer un reporte a los padres y como teníamos "confianza", dijo que debía estar ahí. Y aquí estoy.
Sólo pasaron dos minutos y Paul y la señora Sparks están en el famoso sofá blanco, conmigo en medio. Demasiado incómodo y peligroso para todos mis gustos. Demasiada atención. No hay donde huir o esconderse.
¿Cuánto duraría esto? ¿Treinta minutos? ¿Una hora? ¡No quiero estar aquí!
-Sus calificaciones han bajado mucho esta vez. ¿Seis en religión? ¡Ni yo que soy ateo sacaba tan malas calificaciones en esa materia!
¿Ateo?
-Creí que su trabajo era ayudarle a Tim en ello. Por eso lo contramos, señor Dasher. - dijo Paul y se recostó en el sofá.
Miré a Dasher y vi que alzó las cejas y se acomodó en su silla. -En realidad, señor Sparks, estoy aquí para darle ayuda emocional y apoyo a su hijastro. No soy un tutor. Soy un psicólogo. Y antes que lo mencione, no, no es lo mismo. Y no puedo cambiarlo.- Paul se levantó de su asiento y caminó alrededor del cuarto, estaba furioso y parecía que iba a explotar en cualquier momento. -Oh, por cierto. El gobierno me paga, usted no me está dando un sólo centavo.
¿No le pagan ellos? Había visto y oído a Paul hablar con la señora Sparks sobre el dinero para Dasher. ¿Qué pasa? ¿Quién miente? ¿Por qué?
Paul apretó los puño y la señora Sparks pasó su mano por su brazo para tranquilizarlo. En verdad lo necesitaba.
-Señor Dasher,- habló ella -solo tenemos hablar con Tim sobre entrar a las clases y entregar los trabajos. Él es muy bueno a la hora de realizar las pruebas, no veo la molestia de habernos convocado a esto. Una simple llamada telefónica hubiera bastado.
La reacción de Dasher era tranquila. Demasiado diría yo. Lo conozco de ya varios meses y nunca lo había visto tan tranquilo y relajado.
-Tiene toda la razón, Señora Sparks. Pero necesitaba observar varios aspectos.
-¿Y esos son...?- dijo Paul. Lucía estresado.
-Responsabilidad, preocupación por asuntos su hijo y... unión familiar.- levanté una ceja y me recosté en el sofá. ¿A dónde quiere llegar? -Verán, las calificaciones de Tim han bajado más de lo que sulen hacerlo los estudiantes promedio en su etapa por la secundaria, y como todo adolescente, hay ciertos motivos. Aquí he visto dos, pero sé que solo una es completamente correcta. Y ahora mismo veremos cuál es.
-¿Es algún tipo de truco? ¿Un juego?
-¡Paul!
-No, Katherine. ¿Qué trata de probar?¿Es acaso una de sus mierdas de terapeuta?
-Soy psicólogo, señor Sparks.
-¡No me importa lo que sea!
-¡Paul!- él finalmente se calló y la miró. -Solo déjalo hablar.
Paul suspiró y rodó los ojos.
-Gracias.- dijo Dasher. -Esto es lo que pasa. La secundaria ha cambiado conforme las generación terminan sus ciclos y alumnos nuevos llegan. Hacen sus vidas y buscan sus identidades, pero hay ciertos chicos, como Tim, que todavía no encuentran lo que realmente son, y los chicos que suponen tener el control de los demás sacan ventaja sobre ellos. Y ellos solos tiene dos formas de reaccionar; número uno: manera agrevisa. Responden a las amenazas y retos a que les proponen estos chicos y es ahí donde nacen las famosas peleas en los callejones y las llamadas de los policías. Las consecuencias son: rebeldía, más que todo, irresponsabilidad, desinterés, futura delincuencia y próximos criminales más buscados en la historia de los Estados Unidos. No es un juego, señor y señora Sparks. Es una realidad, no pueden decir que es una invención mía porque esta es la realidad que afecta nuestro país día con día.
-¿Y-y...?- trataba de hablar la señora Sparks. -¿C-cuál es el número dos?- parecía asustada.
-Número dos: manera "sumisa". Estos chicos aceptan las obligaciones y/o órdenes que los chicos "superiores" les dan. Lo hacen por miedo a ser agredidos de alguna u otra forma. Sin embargo, algunos tratan de enfrentarse y lo que consiguen en ser golpeados, es ahí donde temen ser agredidos nuevamente. Pero siguen siendo golpeados una y otra vez, y más adelante no es solo eso, son patadas, humillaciones, robos, amenazas de muerte, violaciones... porque el abuso sexual o violación no es sólo en caso de las chicas, no señora y señor Sparks, se han reportado también numerosos casos de agresión sexual a muchachos jóvenes de entre 10, 16 o 17 años. Los jóvenes mayores 20 en adelante suelen ser abusados también y no hablan ni buscan ayuda por miedo a ser humillados o despreciados. Tachados como fenómeno de la naturaleza, "homosexuales".
Vi que Paul empezaba a moverse de manera incómoda y me miraba con odio. La señora Sparks miraba el suelo con las manos en su cabeza. Sentía tanta tensión e incomodidad en el aire. Dasher sólo estaba sentado de nuevo en su escritorio, con las manos sobre la mesa y una mirada profunda y cálida.
¿En serio cree que es una especie de... "ayuda"?
-Los jóvenes terminan en el suicidio por falta de comunicación, por el miedo. Porque más de alguna vez se han puesto a pensar en la muerte y hallar una manera de simplemente... desaparecer. En lugar de buscar una ayuda, una salvación, una manera de renacer.
-¿Y... y-y cuál dice usted que es mi Tim, s-señor Dash-sher?
-La segunda, definitivamente. Es un buen chico, no es agresivo o violento. Solo trata de sobrevivir y sobrellevar las cosas por él mismo. Cosa que nadie debería hacer, mucho menos un chico de su edad.
La señora Sparks se levantó de su asiento y me abrazó, golpeando a Paul en la mejilla. -¡Tim! ¡Oh, mi Tim!- gruñí y traté de alejarla, pero ella era más fuerte.
-Normalmente la mayoría de estos casos empiezan en la casa. Con algún tipo de abuso o agresión. Señores Sparks, ¿Tim a tenido algún tipo de abuso en casa?
Ella se separó de mí y me miró. Estaba asustada. Me sostuvo de los hombros y su aliento era rápido. -¿Le...?- negué con la cabeza. Aunque sí lo he hecho. Dasher me había prometido que no iba a decir nada. Él lo prometió.
-¡¿Está bromeando?!- gritó Paul levantándose y caminando por el lugar. -¡¿Estás insinuado que abuso de Tim?! ¡Yo lo amo como si fuera mi propio hijo! ¡Nunca haría eso!
Lo miré fijamente, con ganas de matarlo. Lo odiaba tanto y más ahora que estuviera diciendo eso. ¡¿NUNCA?! Es un imbécil.
-No estoy diciendo eso, Señor Sparks. Es sólo una pregunta.
-¡Tim es como mi hijo! ¡Yo soy el hombre de la casa! ¡El que cuida de todos! ¡¿No cree que me preocupo por mi familia?!
-Señor, sólo estoy preguntando si alguna vez usted o su esposa le hicieron algún tipo de daño a Timothy. Por alguna u otra razón. No estoy diciendo, afirmando o culpándolo de algo. Es sólo una pregunta.
-Pues no. Nunca le hice daño a Tim.
Paul se levantó exaltado, estaba demasiado furioso como para tratar de hablar con él. Solo salió y caminó por el pasillo, me empecé a relajar cuando no escuché el eco de sus botas más. La señora Sparks quiso conversar con él, pero Dasher la detuvo. Fue a su escritorio y sacó un sobre de su gaveta. Caminó donde nosotros otra vez y me miró antes de mirarla a ella y sólo lo extendió.
-¿Qué es?
-Llegó hace dos días. Se equivocaron de dirección y me alegro que lo hicieran.
La señora Sparks lo inspeccionó y leyó el remitente. Su cara fue completamente asombrada y... preocupada. Tal vez a punto de desmayarse.
-¿De los tribunales?
-Es una demanda.
-¡¿QUÉ?!- grité. Porque nunca me hubiera imaginado algo así. -¿De qué hablas? ¿Por qué no nos dijiste a penas llego? ¿Qué dice? ¡¿Por qué la demandaron?!
-T-Tim...- trataba de hablar. La señora Sparks mientras leía la carta. Sin mirarme. O mirar a Dasher.
-¿Qué pasa?
-Es para ti.
-¿Para mí?
Traté de agarrarlo, pero ella caminó por la habitación.
-Es una demanda de Amber. Por violación.
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SEÑOR PSICOLOGÍA
Non-FictionCuando la fase de la inocencia y las ganas de descubrirlo todo pasa frente a nosotros, la llamamos infancia, una etapa maravillosa, pero no para todos. Hay infancias que pueden erizar la piel y ponerte a llorar de saber que final tan desesperante ti...