3. Jugado

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-Soy el doctor Josh Dasher.

Yo no quería estar ahí. No estaba loco. No era un loco. Yo sólo quería estar en mi casa... Aunque con estas situaciones... prefería estar en el colegio. Quería mil veces más estar en mi clase de matemáticas con mis estúpidos compañeros, que estar en este lugar con personas que no les importo realmente.

Aunque realmente no le importo a nadie.

-Katherin Sparks. Puede decirme Kate.

Mi mamá le estrechó la mano y se sonrieron como si ya se hubiesen conocido de años. La verdad, me enfermaba. No podía creer que ella hubiera tomado el apellido de Paul. Dejó a papá completamente atrás, ni siquiera se quedó con su propio apellido. Increíble. Una razón más para apartarme de ellos.

Se alejaron y el hombre me volteó a ver. Su mirada me examinaba tanto, que incluso llegué un momento a pensar que él sabía todos mis secretos. Sus ojos eran tan intensos y fuertes. Un café tan oscuro como la noche más triste. Me sentía tan vulnerable e inútil. No me gustaba sentirme así.

Ya no quería sentirme así.

Me senté en la silla móvil frente a su escritorio porque sentía que me iba a desmayar por tan malos recuerdos y porque solo así podía adaptar mi semblante fuerte y sin importancia que tenía siempre.

-Y tú, me imagino que eres mi nuevo paciente. El joven Timothy Sparks.- sonrió tratando de que cambiara mi rostro.

-Tim Hopkins.

-De acuerdo. Empezaremos con...

-No estoy loco así que no intente meterme su mierda ni probar cosas extrañas.- me crucé de brazos.

-Timothy. Por favor, no sean grosero con el doctor, él solo quiere ayudarte.

-¡Mamá, no estoy loco! ¡No necesito un maldito psicólogo! ¡No necesito a nadie!

-Tranquilicese, señora Sparks. Es normal que al principio actúen así, con el tiempo será diferente. Yo me encargo, sólo le pido que por favor me deje a solas con su hijo.

Ella asintió y salió del consultorio. Bufé y me pasé la mano por el pelo, estoy enfadado. Solo quiero estar solo.

El hombre se sentó en su silla y la empujó para estar más cerca de mí. Lo odiaba tanto.

Tenía 14 o... creo que eran 15 años cuando mamá y Paul (más que todo Paul) tomaron la decisión de que yo necesitaba terapia o algo para cambiar mi comportamiento o quemaría la casa. Nunca había pensado eso. Pero nunca lo hacía, era una gran idea. Esa casa tiene tantos malos recuerdos y tenía pesadillas cada noche. Pero todavía sentía un poco de mi papá por ahí y no sabía porqué.

-¿Tim?

-¿Qué?- y me llama justo cuando estaba en la mejor parte.

-Bueno, al menos contestaste a la primera, es un avance.- sacó un bloc de notas, levantó la hoja, y si no me equivoco, escribió "Hopkins". Y le agradezco que no hubiera puesto Sparks.

Quiero irme.

Me recosté en la silla y me crucé de brazos sobre el pecho, resoplé y volteé a ver su oficina. -¿Le gusta mucho el blanco?

Era más una afirmación. Ese maldito cuarto tenía más blanco que cualquier otra cosa. Solo el escritorio, las sillas y el tanque de agua eran de color... Era todo tan jodidamente blanco.

-El blanco significa paz. ¿Te molesta que el cuarto esté pintado en ese color?- levantó su mirada y una ceja.

-Me molestan muchas cosas aparte de eso, su cara, por ejemplo.

-Tú también me agradas.- sonrió y seguió apuntando cosas. -¿Por qué estás aquí?

-¿Qué no se dio cuenta que mi mamá cree que estoy loco?

-¿Qué pasó con tu papá?

-Murió.

-Lo lamento.

-No necesito su estúpida lastima.

-¿Tienes padrastro?

Él observaba todos mis movimientos. Intenté tragar saliva, pero tenía un mudo en la garganta. Me quedé un momento en silencio.

-¿Puedo irme ya?

-No han pasado ni 15 minutos.

-Necesito irme.

En serio NO quería estar ahí.

Sentía que me faltaba el aire, me estaba ahogando. No quería saber nada de Paul, quería estar en mi cuarto, quería estar en mi cama. No aquí. Sentía la necesidad de huir. Es por su culpa que estoy aquí.

-¿Tienes algún compromiso importante?

-Sí.

-¿Cuál?

Callé. Porque la verdad no tenía nada en mente para inventar. No estaba en condición de crear algo siquiera. Mi mente solo me gritaba "corre" y yo me sentía paralizado. Nunca había hablado en voz alta sobre mi martirio, todo siempre fue en mi mente porque solo a mí me importaba lo que realmente pasaba a mi alrededor.

A nadie más le importaba. Solo esperaban recibir algo de mí que jamás iba a dar.

-¿Puedo ir al baño?

-Tim, veo en tus ojos un pasado oscuro, dolorosa y... cruel, veo un corazón roto, veo lágrimas, veo... un chico sin sueños ni esperanzas. Tu padrastro tiene que ver con eso. ¿Él te hizo algo malo?

¿Sin esperanzas? ¿Sin sueños? Tengo muchos más sueños de los que este  hombre alguna vez tuvo. Puede que no tenga muchas esperanzas, pero sí tengo algunas.

Maldito idiota.

Bajé la mirada y mi garganta se volvió tan seca y rasposa.

-Y-yo...

Me limpié la cara y le vi fríamente. Mi segunda face de tristeza: Enojo.

-No sé porqué debería decirle acerca de mi pasado, usted para mí es un completo extraño. Cuénteme usted acerca de su vida, de su pasado. ¿Tiene esposa? ¿Hijos? ¿Es extranjero? ¿Por qué decidió estudiar psicología? ¿Por qué quiso ayudar a los locos en vez de hacer algo más interesarte como ser arquitecto, astronauta, chef, o algo así? ¿Le gusta escuchar las desgracias de los demás, es eso?

Me estaba empezando a exaltar, me levanté de la silla y me apoyé sobre la mesa.

-¿Le gusta escuchar las desgracias de los otros para que cuando se vayan usted pueda reírse de ellos a sus espalda? ¡Es por eso! ¡No hay ninguna otra razón! ¡DOCTOR DASHER USTED ES UN DESGRACIADO! ¡UN INFELIZ! ¡Está más que loco si cree que le diré mi historia solo para reírse de él apenas pase por esa maldita puerta!

Sonrió y volvió a escribir algo en el bloc.

-¡Oh, sí! ¡Perfecto! ¡ESCRÍBALO!- Me alejé del escritorio y caminé un rato por el cuarto. -¿Sabe? Usted es un...

-Ya te puedes retirar.

-¿Qué?

-Sí, eso era lo que querías, ¿no? Anda, vete, te dejaré ir ya solo porque pasaste la primera prueba.

-¿Qué prueba?

-Comunicación.

SEÑOR PSICOLOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora