El tiempo cura heridas?

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El tiempo cura heridas

Una silla bordada demasiado cómoda me sostiene, mis manos algos inquietas sobre la mesa tamboliquean cortando el silencio, solo nuestras respiraciones se oyen en esta habitación. Ella se retira en un momento, volviendo con una taza humeante de un contenido desconocido, invadiendo el lugar con aroma a lo que deduzco ¿te?. Desde cuando me interrogo internamente.

Hace tiempo que he abordado el té- me dice ella peculiarmente como si lleváramos una conversación cómodamente.

Ayuda a calmar los nervios y es menos dañino que la cafeína- dice explicándome los motivos de su elección. Sinceramente por mi que se la lleve la chingada, me da igual. La voz de Shizuru es calmada, casi dulce en cada palabra, como si su voz pudiera acariciarte cada silaba. Sus orbes rojos me miran fijamente aunque de manera amable, casi gentil. El silencio vuelve a instalarse, solo cumpliendo nuestro objetivo de esperar a los abogados. Ella es la razón de nuestra reunión, por ello nos hallamos allí, en la sala de juntas esperando pacientemente. Es un día crucial hoy podemos dar por terminado el contrato de la patria potestad, y quitarme el apellido de ella. Por ello mis nervios que se hallan a flor de piel, por ello el sudor frió que me recorre de ratos a ratos, las pequeñas punzadas en el pecho que me informan del estrés que hallo, pero se acabo hoy es el dia de poder dar una vuleta de paguina a esta etapa de mi vida.

- Natsuki, yo … - me dice llamándome a la realidad, nuevamente, pero sus palabras mueren en sus labios. Toma aire nuevamente como tragando valor.

- Shizuru he llegado demasiado lejos no pienso volver a tras, asi que agradeceria que no intentaras persuadirme- digo de manera tajante, feroz levantando el tono de mi voz. No deseo oir sus disculpas a media voz, con esa cara de perrito regañado, con esa sonrisa falsa que utiliza con sus clientes. No deseo caer en sus redes de manipulacion. Pero su respuesta me sorprende, aunque no digo nada. Baja su cabeza y asiente de modo calmado. El silencio vuelve a extenderse como una cortina.

- Solo deseaba preguntarte si deseabas un café. Es temprano, puede que no desayunaras aun- dice su voz en un susurro calmado. Aunque de cierto modo avergonzado. Sus manos rodean la taza de la que se halla tomando. Es un dia demasiado frio, y por ende he tenido que salir antes de lo que pensaba debido a la distancia del departamento hasta la oficina. Lo que menos recorde es el desayuno. Considero la opcion un momento, jamas saltearme el desayuno me sirvio de algo mas que problemas.

- Un café estaria bien – digo de modo aun ronco, pero con mas calma. Ella solo asiente afirmativamente y se marcha a la tarea. Pense que regresaria con el clasico vaso de comprado pero luego de minutos llega con una taza con la bebida humeante en sus manos.

- Aquí tienes- me dice ofreciendome la taza de manera amable, una sonrisa amable cubre su rostro mientras tomo el objeto.

- Gracias- digo, es todo lo que logra articular mi cabeza cuando veo sonreirle. Y intento hacer el bosquejo de una sonrisa, aunque solo logro elevar algo las comisuras de mis labios. Por primera vez establesco un contacto directo con ella. Ha cambiado, los años le han ayudado a madurar. Es dificil vislumbrar en ella, la Shizuru que llego al orfanato. Son enormes las diferencias entre ese lejano recuerdo con respecto a la Shizuru que hallo delante de mi, cruzando las piernas y tomando placidamente su te. Atino a mirar sus ojos, es imposible mirarle y no caer cautivo de ellos, pero se hallan cubiertos de una bien colocada y disimulada cantidad de maquillaje que desea ocultar el vestigio de unas ojeras de desvelo. Su traje a medida envuelve ese cuerpo que no es el de una adolescente sino de una mujer bien cuidada. Sus manos delatan la delicadeza. Sus rubis se hallan con mis esmeraldas, conectandose al instante. Ella como siempre rompe el silencio.

Entraste como un rayo de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora