Chapter 24

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Chapter 24

Así que había sido Mickel, ¿eh? Si era realmente verdad, la vida de éste peligraba. Intentó calmarse frente a la rabia que crecía más y más en su interior.

- Cálmate Alice.- dijo para sí. Mentalmente contó del uno al diez hasta que su rabia dejó de crecer. Suspiró y levantó los brazos para estirarlos. Se desperezó y volvió a recostarse en el banco de madera donde estaba sentada. Echó la cabeza hacia atrás e intentó absorber los ya no tan fuertes rayos del sol. Cerró los ojos buscando algo de tranquilidad, pero esa sensación le duró bien poco.

- Qué buenos recuerdos me trae este parque.- una voz demasiado conocida salía de la boca de alguien que tenía su respiración rozando el cuello y la oreja de Alice. Ésta abrió los ojos de par.

- ¿¡Qué quieres ahora Mickel!?- dijo mientras se giraba para poder verle la cara. Su rostro volvía a tener aquella expresión de... Se le agarrotaron todos los músculos del cuerpo. Si volvía a ocurrir lo mismo que pasó la última vez que estuvieron en aquel parque...¡Marcus! Se levantó dispuesta a coger a su hermano y marcharse para llamar a su madre cuando una mano la agarró de los brazos por detrás, dejándola prácticamente inmóvil.- ¿Estás loco? Mi hermano está ahí delante y...-forcejeó para intentar escapar de las manos de Mickel, pero no lo consiguió.- ¿Qué quieres de mi?

- No me gusta que me rechacen Alice, y lo has hecho más de una vez.- dijo Mickel acercándola de nuevo a él. Su voz cada vez era más ronca, y Alice cada vez estaba más nerviosa. Susurrándola al oído dijo - Quiero que retomemos algo que dejamos pasar hace ya bastante tiempo. Creo que un año, ¿verdad?- suspiró y la soltó. Alice se giró hacia él y lo miró rabiosa.- Esa cara me pone mucho, Ali. Así que te aconsejo que si no quieres que las cosas vayan demasiado rápido, cambies tú expresión ahora mismo.- ella hizo caso omiso e intentó volver a huir. Mickel la cogió por sorpresa poniéndose delante de ella y agarrándola esta vez del culo.

- ¡Déjame en paz, pervertido!- gritó Alice.- Esta vez no voy a quedarme callada. Voy a ir a la policía Mickel. Ya no me das pena y tampoco siento nada por ti.- al oír estas palabras él la soltó de inmediato y levantó las manos hacia arriba.

- Tranquila fiera.- sonrió.- En realidad tú y yo queremos lo mismo.

- ¿Qué pretendes? No sabes lo que quiero o no dejo de querer, pero para que te quede bien claro y lo sepas con antelación, eres una de esas cosas que no quiere nadie.- se paró para respirar y siguió- No sé cómo fui tan tonta la última vez. En realidad no sé ni cómo aún sigo dirigiéndote la palabra o mirándote a la cara. Mereces morirte, que te torturen o...- contempló la expresión de Mickel y le hirvió la sangre.- Eres un enfermo mental.- dijo. Mickel la sonreía como si nada hubiese pasado.

- Me vuelves loco, preciosa.- dijo dándose la vuelta y marchándose. ¿Qué acababa de pasar? Pensó en gritarle unas cuantas cosas o ir detrás suyo, pero seguramente eso era lo que él quería y prefirió no darle el gusto. Al ir de vuelta al banco, aún temblando un poco por lo que creía que podía haber pasado, pensó en cómo había conseguido Mickel que ella le volviese a hablar o tan siquiera posar sus ojos en él. No sabía lo que era, pero había algo que hacía que Mickel fuese como un imán que iba continuamente hacia ella. O, tal vez ella era el imán para todas aquellas cosas que no la convenían.

- ¡Aliiii!- gritó su hermano sonriéndola desde el tobogán por el que se iba a tirar.

- Dulce inocencia.- dijo Alice para sus adentros. Aún recordaba cuando nada a su alrededor le parecía una amenaza, y creía que nadie sería capaz de hacerle daño. Ahí es cuando la gente dice que la felicidad se encuentra en la inocencia; cuanto más ilusa es una persona, más feliz.

En el camino de regreso pasaron por un pequeño supermercado que se encontraba a unas dos manzanas de la casa de Alice. Compraron salsa picante, masa para hacer burritos, un par de pizzas, y unas cuantas latas de cocacola.

- ¡Ali!- dijo su hermano contemplándola con adoración mientras recorrían los pocos metros que los separaban de su casa.- ¡Eres la mejor hermana del mundo!- al oír estas palabras, Alice sentía que todo en su interior se ablandaba y parecía derretirse. ¿Cómo tenía tanta suerte de tener un hermano pequeño tan bueno? En comparación con los hermanos de sus amigas, Marcus parecía un santo. Casi siempre hacía caso a su hermana, le ayudaba en todo lo que podía...¿Qué más se podría pedir?

- Te quiero mucho, cielo.- dijo Alice mientras lo abrazaba.

Unos minutos después ya se encontraban en casa preparando la cena con la ayuda de su madre.

- ¿Quién ha decidido comprar comida mexicana?

- ¡Yo mami!- dijo Marcus entusiasmado.

Mientras la conversación entre madre e hijo se alargaba y tomaba distintas direcciones, Alice estaba metida en sus pensamientos. Después del...¿Cómo llamarlo? ¿"Intento de incidente"? Alice recibió un mensaje de Kian, en el que preguntaba si estaba bien, y que al pasar con el coche por allí vio cómo Mickel intentaba aprovecharse de ella. Al ver que después se iba, no quiso meterse en la pelea porque realmente no sabía lo que había ocurrido entre ellos. Por último, después de contarle algunas novedades, la preguntó si quería quedar con él esa noche o al día siguiente. Le contestó que sí rápidamente, y decidieron salir al cine a la tarde siguiente.

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Muchisisísimas gracias por leer. <3

Erase & ForgetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora