VII

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Dos semanas después...

-otra vez...- respire profundamente -¿que quieres Mercedes? ¿Que quieres de mi?-.

-tu me cambiaste- estaba de nuevo en el piso acostada y sangrando.

-no fue mi culpa...- me arrodille junto a ella, tenía todo el cuerpo golpeado -te lo juro-.

-tu me cambiaste, soy yo quien debía estar en ese puesto. Nada de esto estaría pasando-.

-¿que fue lo que te pasó?-.

-sali de tu casa...- respiraba despacio -me quedé en una esquina llorando... me golpearon hasta robarme el auto...-.

-¿por eso el tuyo es diferente?- peinaba su cabello.

-tu casi me matas-.

-entiende que no fue mi culpa-.

-tu me robaste lo poco de mi...-.

-NO FUI YO...- grite por la culpa que sentía.

-pase encerrada hasta poder confiar en las personas de nuevo...-.

-NO FUE MI CULPA...-.

-quería morir...-.

-AAAAAHHHH...- grite y desperté muy asustado.

Maldita sea!

Me senté en la cama y si... exactamente seguía siendo a la misma hora de la madrugada del martes.

¿Que mierda quieres de mi Mercedes?

Peine mi cabello con fuerza.

Tres pesadillas en estas tres semanas recordándome ese día, por mas que lo quiero evitar no puedo. He evitado hasta hablar de ella, trabajo de mas y pienso en un nuevo proyecto para ganarle a Valentina.

Miré a Sofia y la abrace por la espalda. Ella no se movió porque estaba profundamente dormida.

Intenté dormir pero no pude, me aliste para ir al trabajo e ir temprano. Recordé que tenía que pasar por la distribuidora de materiales antes para ya montar la obra muerta del edificio gubernamental del ministro.

Decidí ir informal, sin corbata y sin traje, solo un par de pantalones de tela, una camisa mangas largas y zapatos mocasines. Iba a estar todo el día fuera.

Estacioné el auto fuera de las oficinas y llegué a inspeccionar el material.

Me recibieron como siempre y espere por el gerente.

-buenos días ingeniero- me saludo Oscar.

Ya lo conocía porque el siempre es el que nos lleva los materiales para cualquier obra.

-¿que tal? ¿Como has estado?- estreche su mano.

-bien, feliz por saber que seré papá...- afirmó -es el primero-.

-felicidades- golpee ligeramente su espalda.

-jefe...- llamó otro empleado desde una estantería.

Detrás de el había alguien que se cubría la cara con un catálogo de mármoles.

-espéreme un momento...- me dijo caminando en dirección del empleado -mientras tanto su pedido esta en la parte trasera-.

-ok, gracias- afirmé.

No tendría tanto tiempo asi que fui inmediatamente a ver todo.

Las baldosas estaban como las ordenamos y los implementos de los baños tenían exactamente las especificaciones que necesitábamos, ahorradores de agua y faros con luces led para el ahorro de energía.

La Chica del MustangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora