XII

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Una semana después...

-creo que también tengo derecho a un poco de tu tiempo ¿no crees?- reclamó Sofia de nuevo por teléfono.

-¿quieres más café mi amor?- me dijo mamá dándome un beso en la frente.

Afirmé para que me sirviera más café, se fue a la cocina y continúe discutiendo con Sofia por teléfono en el patio donde decidimos desayunar con mama.

-Sofia, ya te dije. Es mi madre, no es cualquier mujer, si te digo que quiero pasar tiempo con ella, es porque quiero pasar tiempo con ella-.

-pero es toda una semana...- reclamó -ni siquiera has venido a ver algo de ropa. Además, yo quiero ir a conocerla. Es mi futura suegra-.

-cuando ella este lista. Y ella aun no está lista para poder conversar con nadie-.

-yo no soy nadie, soy tu prometida-.

-nadie lo ha negado, solo recuerda que mamá ha pasado por tanto que imponerle algo puede que caiga de nuevo. Por favor, ten paciencia-.

-¿por lo menos podrías llamar de vez en cuando?-.

-prometo llamarte mas seguido-.

Mamá llegó con la taza de café y se sentó junto a mi a contemplar el patio mientras, los empleados de la compañía que contrate, arreglaban el jardín de la casa tal cual ella había sugerido.

-te amo-.

-si, adios. Nos vemos pronto-.

Colgué el teléfono y regresé a ver a mi madre.

-esta quedando hermoso hijo- tocó mi mejilla.

-todo lo bueno para ti mamá- le di un beso en la mano.

Probé el cafe que estaba algo cargado, como a mi me gusta.

-hijo...- peinó mi cabello -ya debes ir a trabajar-.

-me vas a acompañar...- le dije y se sorprendió -necesito tener una opinión tuya de un proyecto que estoy haciendo y se han quejado últimamente que no tengo mucha creatividad y que son proyectos muy bruscos, ya sabes, muy de hombres. Y nada como mi madre con sus buenos gustos para que me ayude-.

-¿ah si?- sonrió.

-si mamá-.

-¿y de que se trata?-.

-quería hacer un edificio inteligente pero ya hay demasiados edificios para oficinas. Asi que se me ocurrió, hacer una ciudadela, urbanización y villas inteligentes. Ya sabes, puertas de seguridad, cámaras infrarrojo, sensores de movimiento y todo eso. Pero le falta el toque de un buen hogar, o sea que te necesito para que me ayudes a elegir todo para la casa modelo y vender el prototipo-.

-se escucha muy sofisticado-.

-es lo de ahora, las personas quieren algo así como un asistente de casa para que no tengan que hacer mucho-.

-esta bien...- aceptó mi invitación con mucha felicidad -iré contigo-.

-gracias mamá-.

Terminamos de desayunar, subí a cambiarme de ropa, por algo más ligero que solo corbata. Hacía demasiado calor para algo así. Decidí una polo, con pantalón de tela y unos zapatos cómodos. Algo de perfume después del baño y peinar mi barba.

Realmente me alegra tener a mamá y poder ser otra vez ese chico que ella tanto consentía. Hemos pasado una buena semana juntos, yo me voy a trabajar, tengo comida caliente y recién hecha en casa para el almuerzo, regreso al trabajo y en la noche una salida por ahí para pasar el tiempo. Siempre mandándole mensajes para que sepa que la quiero mucho y que me hace bien tener a la mamá de antes que curaba sus dolores con largas horas de tejido con sus amigas y no con botellas de alcohol.

La Chica del MustangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora