Konor, un chico de 15 años con un problema físico (no posee manos) vive un infierno de vida lleno de discriminación y maltratos, pero todo eso cambiará cuando unos misteriosos sujetos lo secuestren y cambien su vida para siempre.
Su ojo se encendió, como si se hubiese activado. En ese momento, comenzó a levitar, como si fuera un globo... Pero no tenía helio, si lo hubiese tenido hubiera volado hasta el techo, no obstante él estaba en una distancia baja, muy baja... Pero sin tocar el suelo. De repente, unas especies de contenedores salieron del lado izquierdo del "Iron Sphere". Eran misiles! -CUBRANSE!! - grité mientras me lanzaba al suelo y cubría mi cabeza con ambas manos, perdiendo la fe de que iba a salir vivo de ahí. Los misiles fueron lanzados, escuchaba que venían hacía mí, los propulsores que los impulsaban se escuchaban vez más y más cerca. Pero... Cuando los sentí prácticamente a muy poca distancia de mi sien... No explotaron. Quérayos?! Abrí los ojos, y me quedé perplejo. Clover, con el poder de la telequinesis, absorbió la explosión, la redució hasta un pequeño grani de arena. Yo seguía asombrado. -Bien hecho, Clover! - exclamó Michael. -Ahora es tu turno, Michael! - ella prosiguió. Lo vería, el poder de Michael, al fin lo vería. Sentía unas ansias que me carcomían desde lo más recóndito de mi alma, puesto que siempre he sido una persona muy curiosa. -Esta bien, aquí voy! - dijo Michael. En ese momento lo vi: Sus dientes se afilaban más (como colmillos), al igual que las uñas. Sus ojos también cambiaron, su pupila era mad pequeña, y estaba envuelta por lo que parecía ser un anillo.
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Michael se había transformado en una especie de hombre lobo, descartando la característica del excesivo pelaje corporal. -Increíble. - susurré.
