PRÓLOGO.

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Cada cabeza contiene un cerebro con una diferente concepción del mundo. Andamos entre locos -Alejandro Jodorowsky.

DÍAS DE GLORIA.

Cada vez que estaba sola en mi apartamento, llorando porque no sabía qué hacer con la soledad y el vacío que me abrazaba todos los días, a cada instante, venía a mi mente la única cosa que me hacía levantarme y seguir adelante; el amor.

El amor que le tenía a cada pequeña cosa que me rodeaba y me regalaba un poquito de felicidad diaria, era lo único que me impulsaba a seguir intentándolo una, y otra vez, cada momento que caía y pensaba en rendirme.

El amor por el café dulce y las galletas simples, por la compañía de mis mascotas o el silencio que me permitía estudiar tranquilamente en la cocina, por salir a comprar regalos o por pensar que un día podía sentenciarme a mí misma a la libertad incondicional si seguía mi instinto... y sin lugar a dudas, el amor que sentía por su sonrisa y la voz que me halagaba sin siquiera decir cumplidos.

Y a pesar de lo doloroso que resultaba sobrevivir por veinticuatro horas continuas, una y otra vez, no había forma en la que rendirme fuera una opción. No en una buena cantidad de tiempo.

Días de GloriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora