27: Arruinar.

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Cuando me despierto, no hay nadie en mi cama. Tampoco me molesto, pero no puedo evitar sentir un deje de desconfianza con eso. Así que tomo mi celular y veo la pantalla fijamente. Un mensaje de Harry diciendo que se ha ido temprano para estar pronto en el hospital por algo importante de sus prácticas y la hora es lo único que consigue calmar lo innecesariamente nerviosa que me encuentro.

Hoy no parece ser un día de los buenos. Sin embargo, pinta mejor que muchos otros.

Me arreglo como siempre, y luego voy a la universidad, a sabiendas de que Harry hoy debe ir de improvisto al hospital por algo de las prácticas del mes pasado. Y el resto del día es igual de aburrido o tenso que siempre.

Asisto a clases normales. Steph y yo intercambiamos palabras cortas, y Emma se esmera como nunca en hacer de mi día una mierda, al igual que Halsey. No les agrada que salga con Harry, claro está, pero según Steph, eso no significa que ella esté celosa o que guste de Harry. Ella algo oculta, que no es sencillamente su gusto por el rubio, cosa que al parecer, es inexistente.

En el almuerzo me siento igual de sola que siempre. Emma se burla públicamente de mí y me obligo a salir del lugar para no tener problemas, porque esa puede ser su meta conmigo y asisto normalmente a clases. Posteriormente, cuando salgo de la universidad, me doy el tiempo de revisar mi celular, teniendo un solo mensaje de Harry: "Ten un lindo, lindo día. Iré a tu apartamento en la noche. Te quiero, mi reina :*". Y al final, tengo que hacer un poco de tiempo entre mis quehaceres para poder ir a mi encuentro con el maestro de Cálculo.

Él me recibe de lo más amable, comentando que me esperaba con ansias, y junto al director, que se presenta como John. Me explica una serie de actividades del día, y comenta cada uno de los nombres de los mejores estudiantes de cada facultad, sorprendiéndome al ver a Halsey, la pelinegra que tanto me molesta, ser de las tres primeras de la facultad de Medicina. Comentamos un par de cosas sin mucha importancia y posteriormente, acordando que daré dos días a la semana para las prácticas, me voy. En el camino a mi auto, Steph y Emma me alcanzan.

-Ey -Steph habla, señalando el salón del profesor de cálculo-. ¿Qué hacías por ahí?

-No mucho -respondo, quitándole importancia-. ¿Qué haces tan tarde en la universidad?

-Trabajo en laboratorio -explica-. Estamos con una importante aplicación que ayudará a las autoridades con el seguimiento a otras personas.

- ¿No se llama GPS? -Pregunto.

-Nuestra aplicación te da ubicación exacta, incluso el acceso a los celulares para capturar fotografías sin que la persona se dé cuenta -explica-. Y todo esto con solo el nombre de la persona. Es muy difícil, pero valdrá la pena en un par de meses.

-Guau. Suena genial -les digo-. Mucha suerte. Nos vemos.

-Hasta pronto -ella se despide y sube a su auto seguido de Emma.

Subo también al mío, y me dirijo con prisa a mi apartamento. Me sorprende encontrar en la entrada un auto negro de aspecto muy seguro, como blindado, pero no me parece sospechoso en absoluto. Luego, subo a mi apartamento y me sorprende que la alfombra esté distinta, en vez de tener el aspecto de siempre; café con la mancha de una patita de perro, está únicamente café. Abro, extrañada. Y entro.

-Oh, mira, aquí viene -escucho decir, y el corazón se me detiene de golpe.

No puede ser. Papá y Alexander están en mi apartamento. Se fueron hace dos días, pero apenas se han dado cuenta de lo mío con Harry, seguro tomaron un vuelo a San Francisco lo más pronto posible.

Días de GloriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora