5.

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Pues, hoy... Toca un pedido mío :3c. (Bueno, realmente no es un pedido, pero...). Se me ocurrió mientras veía unas fotos de la Madre de Bakugou con él de pequeño y... ¿Por qué no?

Aquel salón perfectamente decorado, con sus pálidas cortinas, el mullido sofá adornado con rojos cojines suaves y cómodos, la mesa y librerías de la misma madera de roble tallado

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Aquel salón perfectamente decorado, con sus pálidas cortinas, el mullido sofá adornado con rojos cojines suaves y cómodos, la mesa y librerías de la misma madera de roble tallado... Toda aquella armonía se veía interrumpida por el rubio cenizo que reposaba en el asiento con la cabeza gacha y estirado, tumbado allí.

Su mirada daba vueltas por la habitación a la par que los pensamientos por su mente. Los padres de Bakugo aún no habían reparado en su repentino cambio de humor, esa misma mañana había entrado tan molesto como de costumbre, algo que ya se había convertido en familiar para sus parientes más cercanos.

—¡Katsuki! —Le gritó su madre frente a él, pues ni siquiera fingía escucharla de lo distraído que estaba. —¡¿Quieres hacer el favor de oír lo que te estoy diciendo?!

—Ah... Sí, perdón mamá. —Contestó en voz baja, algo bastante inusual, mientras se incorporaba para estar cara a cara con ella.

—¿Te... Has disculpado? —Interrogó su madre todavía algo perpleja.

—¿Eh? Ah... Tsk ¿Qué importa?

La mujer se mantuvo en silencio unos segundos observando anonadada como su hijo volvía a perderse poco a poco en lo que inundaba su mente.

—¿En qué piensas? —Se decidió por fin a hablar en un tono más suave, más maternal, pero su hijo no contestó. —¡Katsuki! —Exclamó volviendo a la voz que usaba para reñirle, aquella que casi siempre tenía que adoptar con el joven a pesar de sus buenas notas y demás resultados académicos.

—¡¿Que qué pasa?! ¡Tengo cosas que hacer! —Le rugió él mientras salía rumbo hacia las escaleras que lo llevarían a su habitación, donde podría pensar tranquilo.

—Hey, espera, imbécil. —Dijo su madre, alentada a calmarse gracias a las señas que hacía el padre de Bakugou desde la cocina. —Si te preocupa algo puedes contármelo...

El rubio dudó por unos segundos, pero al final optó por continuar su camino y tirarse en cima de su mullida cama a solas.

—Quizás no le inspiro confianza... —Se lamentaba su madre mientras hablaba con el otro progenitor del chico. —A veces me gustaría que volviera a ser aquel pequeño que venía a mis brazos después de cualquier pelea que hubiera podido tener, aunque fuera orgulloso, al menos me contaba lo que le había ocurrido a lo largo del día...

—¿Quieres que pruebe a hablar yo con él? Al fin y al cabo sois demasiado iguales, acabáis discutiendo en menos de nada.

—¿Crees que conseguirás algo?

—Puedo intentarlo, quizás "de hombre a hombre" tenga más confianza. —Ella comenzó a reír ante las dulces palabras del padre de Katsuki.

—No te ofendas, cariño. —Llegó a decir mientras él le sonreía de vuelta y tomaba el camino que ascendía hasta la planta superior.

Kiribaku || ONE-SHOTS || .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora