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Vamos allá.
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La noche se acercaba y cada cual estaba más nervioso por su llegada. Sí, era una simple fiesta en casa de Deku, aquel amigable compañero suyo que pretendía celebrar su cumpleaños con todos los de su clase, pero...
El hecho de que estuvieran invitados tanto Mina como Denki o Mineta les daba miedo a todos. Incluso Bakugo tenía malos presentimientos acerca de aquello, a pesar de haber aceptado a asistir por el "estúpido" de Kirishima, que le había pedido con ojos de cachorrito que lo acompañara.
Una vez reunidos todos en aquella sala perfectamente decorada por la madre de Midoriya, la misma que no dejaba de llorar al ver todos los amigos que su hijo tenía, el silencio reinó por algunos segundos.
—Bueno, imbéciles, ni se os ocurra cantar de golpe el cumpleaños feliz. ¿De acuerdo? Al menos esperad a que llegue la tarta o los regalos, no quiero tener que oír cada dos segundos la misma frase por algún estúpido descompasado. —Exclamó Katsuki sin ánimo de continuar en aquel mutismo que se había instalado en la sala.
La cara de Denki, por alguna razón, mudó a una expresión de pavor y dirigió la mirada a su teléfono, que unos segundos después de pronunciar Bakugou aquellas palabras, había comenzado a reproducir la conocida canción. Lo tenía programado desde hacía ya unas horas para sorprender al cumpleañero como si de un truco de magia se tratara.
Con la vista clavada de todos sus compañeros sobre él, incluída aquella asesina de Katsuki, no se le ocurrió mejor cosa que tirar el teléfono al suelo, aunque no había dejado de sonar. Después del ruido del impacto, con la música aún de fondo, lo fue apartando con el pie como si no fuera suyo y ningún sonido saliera de aquel aparato, intentando disimular ante los ojos de todos.
Cierto pelirrojo no pudo evitar estallar en mil carcajadas al contemplar la escena acontecida. Deku, por su parte, trató de quitarle hierro al asunto e invitó a todos a jugar a algo.
—Bueno, y...
—No jugaremos al Strip-Póker. —Dijo seca Momo, adivinando las intenciones del más pequeño de todos los que allí se hallaban. —Ni a nada relacionado con quitarse ropa o cosas pervertidas. —Añadió por si acaso, minando la moral de aquel repulsivo ser.
