Bueno, la opción que ganó de una forma totalmente devastadora, ha sido la minihistoria con temática dulce y amoroshita. (+^ω^+).
Lo que paaaasa, es que también hubo bastante gente que votó otras cosas y me quedé pensando en que, a pesar de que fuera algo ambicioso, iba a intentar reunir gran parte de los que dijisteis... Como es una historia algo más larga que las demás no creo que sea tanto problema, así que... Bueno, vosotros leed y ya me contaréis. Van a predominar las cosas diabéticas, ya que es lo que ganó, aunque hay de todo. (Pero enserio, contadme que luego no sé qué tal van mis experimentos como este JAJAJAJA).
Primera parte...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El pelirrojo, tumbado cómodamente en la cama de su habitación, jugueteaba con mechones de su propio pelo. Se veía sumido en un montón de pensamientos que, aunque fueran triviales, lo mantenían ocupado aquella tarde.
El sol estaba ya muy bajo* pero las nubes impedían una clara visión del firmamento que a Kirishima tanto le apasionaba. A pesar de ello seguía dirigiendo los ojos de su pelo a la ventana, de la venta a su pelo... El tiempo corría y él no hacía nada más que descansar, hasta que su puerta se abrió de golpe.
Estaba acostumbrado a que Bakugou hiciera eso de vez en cuando, en momentos en los que se encontraba saturado de todo y pretendía volar algo por los aires. Normalmente le contaba superficialmente su problema a Eijiro como si no le afectara en absoluto, y éste se dedicaba así a apagar su sed por ser escuchado sin tener que poner filtros.
Esta noche era diferente. Sí, entró por la puerta y separó sus labios buscando las palabras, unas palabras que no llegaron a salir, aunque quizás lo que no llegaba a sonar era su voz.
Apretó el puño que rodeaba el manubrio para después cerrar su boca y salir de nuevo hacia el pasillo. Trató de no golpear la puerta al marcharse, o eso creyó Kirishima, cuando lo que realmente pasó fue que tuvo miedo de no tener la suficiente fuerza como para llegar a su cuarto después.
La incertidumbre se incrementaba entre los pensamientos de Eijiro, hasta tal punto de llevarlo inconscientemente al umbral divisorio de la habitación y el corredor, llamando débilmente.
—Hey, Bro... ¿Estás ahí? —Su pregunta fue contestada con un golpe seco en la madera, pero sin duda no tan fuerte como podría haber sido. —¿He de tomarme eso como un sí?
Esta vez sus interrogantes no fueron ni tan siquiera rebatidos, Katsuki se había limitado a dejar reinar el silencio. En el interior de la sala el rubio se consumía tratando de no soltar nada, de que las lágrimas no pudieran asomar por sus ojos, de impedirse guiarse por sus impulsos y evitar así el tirarse corriendo a los brazos de Kirishima como quien busca un refugio en medio de una tormenta. Se moría por enterrar su cabeza en la clavícula del pelirrojo, por deshacerse entre sus brazos mientras él le proporcionaba una barrera contra el mundo al haber caído la suya, pero no podía hacerlo.
Mientras tanto, la preocupación de Eijiro no ayudaba a ordenar sus pensamientos, hizo caso a lo que Todoroki le había mencionado alguna vez. Se sentó con la espalda en la pared y empezó a narrar en voz alta lo que pasaba por su mente.
—Veamos, Bakugou no parece estar bien. ¿Y si le ha pasado algo? ¿A lo mejor vio que tomé algo de la tarta que dejó en la nevera común esta mañana? No, me aseguré de cubrir mis huellas, aunque... La segunda vez ya no tanto. —Ahogó un cómico quejido al cavilar en que era posible, pero siguió dándole vueltas buscando una solución. —¿Y si perdió en algo contra Midoriya? Bueno, sé de sobra que se escucharía a Blasty desde dos edificios más allá, no se quedaría callado.
Bakugou quería explicarse, pero no podía permitirse dejarse ver así.
—¿Quizás está enfadado conmigo? Es... ¿Hice algo? Oh, no, no, no, no... No puedo enfadar a mi Bro, sería una "desBRhonra". —Ahora el afligido era él, y Katsuki no pensaba aceptar eso.
Abriendo la puerta dejó caer a Kirishima dentro de la habitación y, agarrándolo del brazo, lo llevó hasta la silla de su escritorio.
Allí observó, sin pestañear por miedo a desencadenar el llanto, la mirada del joven pelirrojo que aún dudaba de qué hacer.
—¡Lo siento, pero la tarta estaba rica! ¡Dejé la cereeeeza! —Exclamó lloriqueando exageradamente para lo que suponía.
Katsuki le tiró un cojín directo a su rostro mientras se tapaba con otro e intentaba articular alguna palabra. Por alguna razón era incapaz, y Eijiro se percató de ello.
Se sentó a los pies de la cama junto a él y lo incorporó lentamente para, una vez teniéndolo frente a él, poder abrigarlo con sus brazos y secar con su camiseta las lágrimas que al fin se habían abierto paso.
Bakugou no entendía cómo podía leer tan bien aquellas situaciones y lo que necesitaba pero primero pensar que eran causadas por una tarta.
Se aferró a la tela de la chaqueta del pelirrojo y trató de respirar lentamente mientras se odiaba por cómo de imbécil debía de verse.
Los dedos de Kirishima empezaron a deslizarse por el cabello de Katsuki, jugueteando con él y relajando al joven.
—La verdad, tu pelo es más guay que el mío, prefiero acariciarte a ti. —Sintió como una de las, ahora débiles, manos de Bakugou se acercaba a las suyas con la intención de frenarla, pero se detuvo a mitad de camino y se dejó llevar por el alivio que estaba recibiendo de aquello.
—Tonto, yo... —Realmente intentaba contarle lo que pasaba, pero sus cuerdas vocales parecían estar atadas.
—No digas nada, no me hace falta para quedarme contigo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Bueno y... Esta es la primera parte y he tenido que cambiar el nombre de especial 6K a 7K porque sois geniales\(^▽^@)ノ.
En la próxima parte viene un Kirishima más adorable todavía y Bakugou ya empezará a estar normal (─‿─).
So... Gracias por todas las visitas, los votos (´°̥ω°̥`) y los geniales comentarios 😂😂.