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Espero que os guste :3c, no suelo traer sad, pero... Veamos la acogida que tiene.
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La mente se le nublaba poco a poco a medida que iba siendo consciente de la situación en la que se hallaba. Su compañero, su amigo, carecía de consciencia desde hacía ya unas horas.
Las esperanzas eran escasas y la angustia arrolladora. Los desolados pensamientos de derrota destruían la poca fuerza emocional que poseía el rubio, aunque lograra ocultarse de las interrogantes miradas de la gente antes de perder la compostura.
Apoyado contra la fría pared que se extendía tras él procuraba calmarse. <<Ese imbécil es capaz de abrir los ojos de un momento a otro y decir que es una broma>>. Al menos quería pensar eso.
De todas formas y muy a su pesar, esto no sucedía ni había atisbos de que pudiera ocurrir.
La noche fue dura para Katsuki, si cabe más complicada que el mismo día, atroz y desgarrador, que se estaba acabando con la bajada del sol.
A penas durmió, se levantaba sudando y con escalofríos pocos minutos después de conciliar el sueño. Las escenas de la última pelea librada atormentaban a su subconsciente pero, sobre todo, una de ellas.
La imagen de Kirishima siendo golpeado una y otra vez mientras sus miradas impotentes se cruzaban, cómo el brillo de sus ojos se apagaba entre algunas lágrimas que, rebeldes, lograban deslizarse por su rostro; aquellos mechones rojizos despeinados cayendo sobre sus hinchados ojos mientras la respiración se le cortaba a causa del daño físico recibido.
Bakugou se encontraba en ese mismo instante enfrascado en su propia lucha, pero deseaba acabar para poder dirigirse hacia su compañero y ayudarlo de una vez por todas. Lo estaban desfigurado.
Uno de los brazos de Eijiro no se movía, no reaccionaba. Fue una de las cosas en las que el rubio se fijó primero, sus piernas estaban ensangrentadas y llenas de moratones pero de vez en cuando aún trataban de dar una patada por liberarse.
Sin embargo, de su cintura para arriba parecía haber perdido cualquier tipo de movilidad, lo único que se permitía hacer era girar su cuello y cerrar fuertemente los párpados ante lo que se le venía encima. Después de aquello trató de vocalizar el nombre de Katsuki, y digo trató, ya que ni siquiera pudo pronunciar la última sílaba.
