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Pues... Allá vamos 😏. (Pedido de @Kayunai-Chan).
Al final no quedó tan sad como pensaba hacerlo, pero después de escribir uno triste en TodoMomo, aquí me salió esto 😂😂. Espero que os guste igual. (•＿•)...
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Caminaba por aquellos estrechos pasillos sin cesar en busca de una solución entre todos aquellos alborotados pensamientos. El pelirrojo no dejaba de darle vueltas al asunto que lo tenía en vilo, y era la reunión de su camarada con el director del centro, pero no lo habían mandado ir, había decidido asistir por propia iniciativa.
Cada vez notaba más el eco rebotar en las paredes del edificio, en un intento inconsciente de dejar de pensar en aquello, pero era complicado.
Cuando al fin las puertas se abrieron, el ver el rostro de su amigo tan serio como de costumbre le dio cierta seguridad, pero en el fondo la duda seguía ahí y su amargura también.
—¿Y bien...? —Preguntó Kirishima con apenas un hilo de voz, tratando de no enfadar a Bakugou.
—¿Qué quieres saber?
—¿Que qué quiero...? Bueno, yo... ¿Qué va a pasar?
Tras suspirar y mirar a los ojos vidriosos de su amigo, lo agarró de los hombros para evitar que perdiera estabilidad con lo que le iba a contar, para que lo observara detenidamente y entendiera cada una de las palabras que saldrían de su boca. —Me voy de la academia, no seguiré aquí. —Le explicó por enésima vez. —Quiero seguir avanzando, no hay nada que me retenga aquí.
—¿Y qué hay de mí? —Preguntó con la voz rota el joven pelirrojo.
—Maldita sea, tan duro de cuerpo y tan frágil interno. —Se lamentó el rubio por tener así a su amigo.
No pudo evitar girar la cabeza para impedirse verlo de aquella forma, sin fuerzas para sacar esa sonrisa que, quisiera o no, le alegraba los días.
—¡Bakugou! —Gritó en pleno pasillo, llamando la atención de algunos curiosos que fue opacada en segundos por la mirada asesina que Katsuki les dedicó. —¿Qué... Hay de mí? —Repitió entre susurros entrecortados.
—Kirishima, yo...
—¡Deja de llamarme así! ¡Usa mi nombre, Blasty, o cualquier mote cariñoso! Porque eso es "Blasty"... ¿Sabes? Un... Apodo cariñoso. —Dijo bajando el volumen a medida que hablaba. —Te tengo cariño.
—Yo también, E-Eijiro —intentó hacer caso a la petición de su amigo, aunque le fuera complicado, tampoco quería verlo desmoronarse. —pero...
—¡No! ¡Yo te tengo un cariño diferente! Puede que todos tengan un espacio en mi corazón, Katsuki, pero tú ocupas el más importante de todos... ¡Yo te quiero, "don explosiones asesinas"! ¡Tú no sientes eso, lo sé y no te culpo, pero...! —Sentenció con lágrimas resbalando por sus sonrosadas mejillas temblorosas.
El rubio le propinó un puñetazo en la cara captando su atención y sacándolo de sus delirios, interrumpiéndolo y permitiéndose hablar. —¡¿Quién te ha dicho que no pienso lo mismo de ti, idiota?! —Exclamó enfadado y apenado, con un intenso rubor instalado en sus facciones.
Agarró a Kirishima por un brazo y caminó sin decir palabra hasta su habitación, él no hizo ningún ruido tampoco, nada salía de sus cuerdas vocales después de aquellas palabras.
Una vez dentro, Bakugou lo empujó tirándolo a la cama y sentándose en la silla del escritorio, con las manos sobre la mesa y su cabeza apoyada en ellas.
—Mira, imbécil. Yo también te quiero ¿vale? Hace mucho ya que lo sé y...
Esta vez sí que no dejó terminar a aquel que tenía en frente acabar de hablar, al fin conseguía reaccionar. —Vete si quieres... Pero me iré contigo.
—Tu futuro está aquí, tienes amigos y buenos profesores. —Intentó el rubio hacer que abandonara aquella ridícula idea.
—Tú también tienes, pero mi futuro está a tu lado, seré tu mano derecha y estaré ahí para cuando me necesites y cuando no.
—... No quiero forzarte a eso, sólo haz lo que realmente quieres y necesitas. —Se negó una vez más Bakugou girando para establecer contacto visual con él.
Nada más cruzar miradas, Kirishima hizo caso a sus palabras y se lanzó a los labios del rubio, eso era lo que necesitaba y quería en aquel momento.
Se separaron al cabo de unos segundos y Katsuki se puso en pie para tumbarse en su cama y pegar su frente y cuerpo a la fría pared, mientras cerraba los ojos en completo silencio.
—Estúpido, no hagas eso tan de repente.
Una tierna sonrisa apareció al fin en el rostro de Eijiro tras tanto tiempo.
—¿Qué? ¿Acaso te subió la temperatura? —Comentó pícaro.
El rubio sólo chasqueó la lengua y evitó dirigirse a los ojos del otro.
—No hace falta que vengas conmigo... —Empezó, pero antes de que Kiri pudiera replicar continuó con su frase. —Me quedaré yo contigo.
El corazón del pelirrojo dio un vuelco por lo que había logrado. Corrió hasta donde estaba Katsuki y se acurrucó a su lado, a pesar de las patadas que éste le daba para que se bajara de la cama.
—Pienso ser igualmente tu mano derecha. —Le susurró haciendo que los golpes de Bakugou cesaran y se pegara algo más al muro, no sólo dejándole más espacio a su amigo, si no por sentir el frío una vez más.
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