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¡One-shot a la vista! (^o^)

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¡One-shot a la vista! (^o^).

Sentía la necesidad de acurrucarse bien a su lado, de juntar sus cuerpos aunque fuera un poco más, de inhalar aquel característico perfume natural de Eijiro y de refugiarse en su pecho de cualquier amenaza que se le pudiera presentar

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Sentía la necesidad de acurrucarse bien a su lado, de juntar sus cuerpos aunque fuera un poco más, de inhalar aquel característico perfume natural de Eijiro y de refugiarse en su pecho de cualquier amenaza que se le pudiera presentar. Era extraño cómo, por una vez en su vida, no le importaría ser débil.

A pesar de todo, la realidad volvía a golpearlo. Miraba su rostro, debatiéndose internamente sobre qué hacer, si romper el silencio o dejarlo estar. Volvían a su mente entonces los acontecimientos de aquel día; el aroma característico del aire fresco reconfortándolo mientras ambos subían aquel camino, el mismo que tantas veces había recorrido sólo pero que, esta vez, se veía incluso mejor. También las suaves risas de Eijiro al tropezar, la tranquila conversación que mantenían, el entusiasmo que parecía mostrar su compañero...

No supo, o no quiso, decir si aquello se debía al hecho de que Kirishima lo acompañaba, pero tenía claro que era diferente a todas aquellas veces.

Ahora no lo invadía la soledad que lo obligaba a apoyarse en sus ansias de victoria día tras día, se sentía pleno pese a todo.

Llegaba ya al momento en que alcanzaron el punto en el que se asentarían por esa noche, el cielo aún no había perdido toda su luz, pero el frío nocturno comenzaba a estar presente.

Montar la tienda llevó su tiempo, Bakugo sabía a la perfección cómo se hacía, pero los torpes intentos de Kirishima por ayudar acabaron liando las cuerdas y rompiendo algún que otro clavo.

—... Perfecto, ahora no podemos terminar de montar la tienda ¿Eres tonto?

—Hey, hey, no pasa nada. Mira, es una buena oportunidad para dormir bajo las estrellas. —Decía tratando de salvar su error Kirishima, acompañándose de sus dos brazos para señalar el firmamento.

Sin duda, su optimismo nunca decaía.

—¿Sabes si quiera el frío que va a hacer aquí? —Y ahí estaba, el golpe de realidad para contrarrestar.

Bakugo no obtuvo respuesta, tan solo pudo observar cómo el adorable pelirrojo sacaba de su enorme mochila una manta polar, que doblaba su tamaño y que a penas podía abarcar con sus dos brazos, para después; no sin alguna dificultad, acercarla a donde estaban.

Kiribaku || ONE-SHOTS || .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora