Capítulo 14

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Lo que pasa en París, se queda en París.

- ¡Déjame disfrutar mi desayuno en paz! - gruñó Stiles fulminando con la mirada a Derek, quien puso los ojos en blanco murmurando insultos mientras navegaba por la pagina web del Hotel.

Se habían despertado temprano y pidieron un desayuno completo para los dos. Dos charolas con media lunas, té con limón, leche descremada, zumo de naranja, tostadas con mantequilla y queso, yogurt de fresa y fresas, kiwi y durazno en trozos.

- ¿Probaste el queso? - inquirió el ojimiel con una sonrisa deslumbrante.

- Sí, Stiles. Pedimos exactamente lo mismo y yo ya acabé el mío hace media hora. - bufó sin mirarlo mientras desplazaba para abajo las fotos que veía en la galería del hotel.

- Es que yo lo disfruto, Derek. Tú más bien atacas al plato como si fuera tu presa. -

- Cómo sea. - repuso cerrando el ordenador y poniéndose de pie. - Más te vale que cuando regrese, hayas terminado con esas benditas tostadas. - sentenció.

- ¿Adónde vas? - le preguntó al lobo poniendo carita de cacharrito.

- A hacer mis necesidades biológicas, básica en el baño... Especialmente en el retrete. - musitó sonriendo con malicia.

Stiles puso cara de asco y corrió su charola hacia adelante. - Ya se me quitó el apetito. - murmuró.

- Genial, porque ya se me pasaron las ganas de ir al baño. - se burló Derek.

- Ya volvió. - repuso el castaño volviendo a comer sus tostadas con queso riendo con maldad.

- ¡Aaaah! - gritó el mayor dejándose caer a la cama, resignado.

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El día estaba precioso. Caluroso pero con la brisa, eran la combinación perfecta. Igual que lo eran ellos dos juntos.

Al primer lugar que decidieron ir a visitar fue a la torre Eiffel. Los dos estaban increíblemente emocionados antes de subir. Tras esperar en la fila más corta para ingresar a los ascensores, los cuales eran tres (disponible para los visitantes), subieron con otras siete personas.

La vista atreves de la ventanilla era impresionante. Se podía apreciar como los edificios iban haciéndose pequeños, hasta que llegaron a la mitad de la torre y bajaron del ascensor.

- ¡Mira eso, Derek! - exclamó el menor sobrexcitado, llevando al lobo del brazo.

- Es bellísimo. - concordó con una sonrisa de incredulidad, era la primera vez que Hale parecía realmente impresionado. Éste tomó la mano del castaño y entrelazando sus dedos se miraron fijamente. El castaño le abrazó apoyando la oreja en su pecho, y él lo apretó contra su cuerpo.

Los monumentos y edificios a los alrededores de la torre eran un sueño. No lograban imaginarse como podría llegar a ser en la noche, especialmente el Trocadéro; el centro del jardín de éste estaba marcado por la famosa fuente de Varsovia, con sus veinte cañones de agua que ofrecían un espléndido espectáculo acuático.

El parque Champ de Mars ofrecía la perspectiva más bella sobre el mayor monumento de la capital; se veían como hormigas, pero claramente se apreciaba a los curiosos haciendo picnic, otros con guitarras, niños jugando, parejas...

Daba muchas idea al par de enamorados de venir en la noche para poder admirar desde allí las luces centelleantes de la torre Eiffel.

El castaño se mordía fuerte el labio, evitando sus pucheros, luchando por no llorar de felicidad. Entonces cuando Derek se dio cuenta, se colocó atrás de él y le abrazó por sobre sus brazos, aprisionándolo sin posibilidad de escapar, aunque Stiles jamás lo haría. Le dio un beso en la mejilla, y cuando el menor le miró de soslayo con una sonrisa, besó castamente sus labios, dejándolo más embobado de lo que ya estaba.

No se lo digas a tu madre | Sterek |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora