Capitulo 1

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"Narra Alejandra"

Abro lentamente los ojos al tanto que me incorporo en la cama, parpadeo un par de veces y miro la hora en el gran reloj colgado en una de las paredes de la habitación. Vagamente hecho las sábanas a un lado y me levanto. Con pasos lentos llegó hasta el gran ventanal y con tan sólo con un simple movimiento aparto las cortinas. Resoplo y río. A veces me pregunto como hubiera sido mi vida si no hubiera dado todos esos giros. ¿Seguiría siendo la misma niña ingenua y angelical que era antes?

Quién sabe.

Otra pregunta sin respuesta de mi larga lista,¡Genial! Todo hubiera sido tan fácil si me hubiera quedado como estaba, si me hubiera quedado quietecita...Pero, ¿Cómo podía olvidar lo? ¿Cómo narices puedo borrar esa etapa de mi vida? Es imposible. Supongo que simplemente siempre he estado destinada a estar en esta mierda.

Bajo las escaleras de mi gran mansión mientras le hecho un rápido vistazo al panorama. Cómo era de esperar todas las pantallas ya están encendidas y los hombres vestidos de negro ya empiezan a caminar por el jardín dando pasos seguros mientras sujetan con fuerza sus armas. Sin perder más tiempo cruzo la central y me adentro en el gimnasio sin mirar atrás. 

Mi día ya ha empezado.

(...)

-Pero mira a quien tenemos aquí.-Sonríe

-Buenos días, Alejandra.-Responde.

-¿A que se debe esta interrupción?-inquiero.

-Debo de contarte algo.

-Dispara.-elevo una ceja.

-Hoy se celebra esa estúpida fiesta anual de premios, así que cómo es de esperar, el jefe de Yakuza está invitado.

-¿Y? Nunca hemos ido y este año no será diferente.-le doy la espalda indiferente.

-Las cosas han cambiado.-ladeo la cabeza confundida.

-¿Qué ocurre, Serguey?

-Nikolay ha vuelto, Alejandra.-suspira.- Así que será mejor que lo tengamos controlado.

-¿Qué has dicho?-respiro hondo mientras me doy la vuelta.-¿Se puede saber que mierdas hace aquí?

-Como ya sabes, huyó hace cinco años del país.-asiento-Su paradero durante todos estos años ha sido en México. Más concretamente, en la casa de Los Hermanos Beltrán Leyva. Esos cabrones les dieron protección y por lo que parece ser, el apoyo suficiente para que se convirtiera en un muy buen narco. En uno completamente mejorado. 

-No puede ser...-Susurro ¿Cómo es posible que esa sabandija haya podido tener tanta suerte? ¡Pensaba que me había deshecho de él, joder!-¿A qué hora es la fiesta?

-A las doce.-Por favor, ¿A las doce? ¿A quién se supone que han invitado? ¿A niños de seis años?

-Prepara lo todo.

(...)

-Esta noche es una de las más peligrosas-dirijo mi mirada hacia mis escoltas.-y también una de las más aburridas.-prosigo.- El cabrón de Nikolay ha regresado y aunque no sepa con certeza a qué ha venido, me puedo hacer una idea. Así que necesito que estéis listos para atacar en cualquier momento. ¿Entendido?

-Si, señora.

-Andando.-Ordeno antes de meterle una calada a mi cigarrillo. 
Después de pasar por la grandiosa entrada empedrada de la propiedad y de cruzar la lujosa recepción, al fin nos adentramos a la sala principal. Camino por toda la sala enmoquetada viajando mi mirada por todas partes y justo cuando distingo unas manos peculiarmente tatuadas, me detengo en seco. Te he encontrado, pequeño.

Me sirvo una copa de champan y me la llevo a la boca sin despegar mi mirada de su traje negro. Joder, necesito verle la cara. ¡Maldita sea date la vuelta capullo! 

Como si escuchara mis pensamientos, se da media vuelta conectando de inmediato nuestras miradas. Rápidamente el color de sus ojos se engancha en mis pupilas y poco a poco noto cómo mis manos empiezan a sudar por la tensión que estos me crean. Siento la voz de Serguey encima de mis orejas pero por mucho que intente escucharlo, no puedo. Me es totalmente imposible dejar de prestarle atención a esos ojos tan fuertes. Por su apariencia puedo descifrar que puede tener unos veinticinco años, treinta cómo mucho. Pero aún con su apariencia de maduro, me pregunto como habrá conseguido innovarse con tanta excelencia a tan temprana edad. ¿Qué le tiene que haber pasado para acabar igual que yo? ¿Cómo lo habrá conseguido? ¿Qué o quién lo habrá cambiado?

Espontáneamente hecha a andar hacia mi dirección sin apartar sus ojos de mi ni siquiera un milímetro. Velozmente y sin ningún esfuerzo va abriéndose paso entre la multitud mientras camina con pasos lentos y seguros al tanto que ajusta su sedosa americana y se lame su labio inferior. ¿Que intentas, diablito?

-Alejandra, estamos a tus órdenes.- Recuerda Serguey con el teléfono enganchado en la oreja.

-No, espera.-Respondo sin mirarlo. No creo que sea tan estúpido. No me atacará sin saber quién soy y mucho menos  sabiendo que tiene a más de una docena de criminales armados hasta los dientes a su alrededor esperando un mínimo pretexto para empezar una guerra entre ellos.

Finalmente se planta delante de mi invadiendo mi espacio con su gran altura. La tensión se siente cada vez más fuerte y aún más cuando observo sus llamativos tatuajes que envuelven hasta su cuello, su cabello castaño y sus grandes ojos esmeralda. Con paciencia baja su mirada de arriba hacia abajo recorriendo me por completo. Se prepara para hablar y justo cuando está apunto de hacerlo, todo se va a la mierda.

Una lluvia de balas aparece y con ella el caos por completo. 

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Número Uno® [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora