Capitulo 4

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"Narra Alejandra"

¡Menuda carrera la de hoy! Diablos, ha sido espectacular ganar al estúpido de Nikolay y recordar le que soy mejor que él. Simplemente ha sido perfecto verle la cara de espanto cuando vió el capó de su deportivo totalmente demolido por culpa del contenedor.  No tiene nada que hacer contra mi, nunca conseguirá derrotarme.

Por el rabillo del ojo, mientras recojo el cheque del premio, aprecio cómo Nikolay junto a otro hombre se acercan a mi auto. Ahora con mi mirada cien por cien centrada en ellos dos observo detalladamente sus acciones con un gran interés. ¿Que mierdas están haciendo? ¿Que es eso que han enganchado en mi puto coche? Sin aguantar más, tras que empiezan a alejarse de mi vehículo, hecho a andar rápidamente para averiguar de una buena vez que narices es lo que han colocado. Frunzo el ceño. ¿Pero qué es esto? De la nada, tomándome por sorpresa, la pequeña placa metálica detona una pequeña e insignificante luz verde junto a un extraño pitido. ¿Qué puta basura es esta?

Será mejor que llame a Serguey. Esto no me gusta nada.

-¿Alejandra?

-Serguey, tengo un problema.-respondo directa- Nikolay me ha colocado una placa metálica en el capó del coche y no sé que puede llegar a ser.-me rasco la nuca-Ahora mismo te pasaré una fotografía para que se la enseñes a Damián, con suerte él podrá identificar algo.

-Joder, ¿Dónde estás Alejandra?

-Maldición Serguey, eso no importa ahora-resoplo-Llámame tras que sepas algo.-sin más, cuelgo la llamada. ¿Y ahora qué se supone que hago mientras espero la respuesta de Serguey? No quiero conducir con esa mierda enganchada en el capó, ¿Y si resulta ser un dispositivo bomba? Joder, yo poseo esos dispositivos y tiene lógica que ese cabrón haya conseguido este tipo de artefactos.

Recuesto mi espalda en la puerta del copiloto aburrida y miro hacia el cielo. Vaya, hoy la noche está muy estrellada. Me recuerda al día que fui a Nueva York con mi familia para el cumpleaños de mamá. Nunca olvidaré su cara de felicidad al ver los boletos encima de la encimera de la isla de la cocina. Y bueno, mucho menos olvidaré ese viaje; fue el último que hicimos. Mi teléfono empieza a vibrar y me obligo a dejar esos pensamientos de lado y regresar a la normalidad. 

-¿Y bien?-inquiero inquieta.

-Es un localizador.-pronuncia rápidamente-Damián asegura que si lo arrancas no pasará nada...

-De eso nada.-intervengo-Vamos a darle de su propia medicina a ese gilipollas. ¿Me quiere encontrar no? Pues que lo haga.-sonrío-Quiero que los reúnas a todos, absolutamente a todos los de la mansión. Quiero que los envíes a la fabrica de muebles abandonada a las afueras de la ciudad. 

-¿Qué pretendes hacer, Alejandra?

-Divertirme.

-Entendido...-carraspea-¿Algo más?

-Que te des prisa.-Cuelgo la llamada duramente y guardo mi teléfono.

Ay Nikolay, parece ser que no te detendrás hasta que te mate, ¿Verdad?

(...)

Después de una hora conduciendo por mitad de las calles de la ciudad, por fin he llegado a mi destino. Abro la puerta del coche y salgo sin despegar la mirada de la gran fabrica mugrienta que tengo en frente. Sin esperar más, me adentro en ella silenciosamente con mi pistola en la mano derecha y una linterna en la izquierda. Al no escuchar ningún tipo de ruido en el interior, me da la sensación de que mi presencia es la única que hay y eso me preocupa. Nikolay lleva siguiendo mi rastro desde que salí de la carrera y por el momento no me interesa tener que enfrentarme a él y a todos sus perritos falderos yo sola.

-¡Serguey!-exclamo.

-Aquí.-responde una voz varonil al tanto que un hombre con alta estatura aparece detrás de una columna apuntándome con un punto de luz.

-¿Me has traído mi arma?-cuestiono caminando hacia su dirección.

-Sí-Responde entregándome un precioso maletín negro.

-Perfecto.-Coloco mi pistola en mi cintura capturandola con la tela del tejano y tiro la lampara al suelo.

-¿Lo has escuchado?-Pregunta Serguey mirando hacia la entrada de la fábrica.

-No, ¿El que?-frunzo el ceño.

-Han llegado.- pronuncia mientras me coge de la muñeca arrastrándome hacia la mima columna dónde, anteriormente, estaba él escondido. Segundos después se escucha un gran estruendo y la puerta de hierro podrida cae al suelo inmediatamente. Justo a tiempo. Diversas pisadas retumban por toda la fabrica formando un coro de fuertes y repetidos golpes y me limito en cerrar los ojos intentando hacer el mínimo ruido posible.

-¿Dónde estas pequeña zorra?-Pregunta con voz juguetona.-¿Se te ha comido la lengua el gato?-vuelve a cuestionar después  de unos segundos llenos de silencio-Sabes, solo quiero negociar.-¿Negociar?- La cuestión es sencilla; me dices donde está tu padre y te libras de morir. ¿Qué opinas, princesa?-¿Qué? ¿Mi padre? -Vaya, veo que no quieres hablar. Está bien, muchachos adelante.-balas empiezan a correr libremente por todas partes, y por un acto de reflejo, me agacho abrazándome a mí misma.

Que dé por iniciada la tormenta, señores.

-¡Ahora!-ordeno ahora yo. Mis hombres empiezan a disparar a gran velocidad mientras que yo preparo mi MP9.  Corro a entre la oscuridad en busca de un lugar perfecto para empezar a disparar cuando de repente tropiezo con Nikolay. Antes de que consiga clavarme una bala en la cabeza le disparo en la mano y su pesada arma cae al suelo haciendo un gran estruendo. Aprovechando la situación le vuelvo a disparar en la pierna y rápidamente su cuerpo musculoso se derrumba al tanto que un chillido desgarrador sale por su boca.

Game over.

Dos escoltas aparecen detrás de mí a paso acelerado y de mala manera lo recogen del suelo y lo levantan para que yo, con mi sonrísa que se ensancha poco a poco, lo mire directamente a los ojos.

-¿Que pretendías, Nikolay?-pregunto una vez que los estruendos de balas han terminado.-Quien juega con fuego siempre se quema. Lo sabes, ¿no?-me burlo.-¿Qué tenías pensado esmeralda? ¿Torturarme? ¿Matarme?-vuelvo a reír.

-¡Eres una puta!-grita alterado. Ladeo la cabeza.

-¡Oh venga ya! Me han llamado cosas peores...¡Seguro que lo puedes hacer mejor, campeón!

-Púdrete.

-¿Porque tanto odio hacia mi? ¡Sí soy un ángel!-vuelvo a sonreir.

-Te mataré. A ti y a tu padre.-masculla con dificultad.

-¿A mi padre?-elevo una ceja-No tienes ni idea de lo que estás diciendo, ¿verdad?.-desvío lo mirada y aprieto los labios.-Sabes...-vuelvo a pronunciar-no te mataré.-sentencio finalmente.- O por lo menos, no por ahora. Y aunque ha sido entretenido matar a unos cuantos de los tuyos, por no decir a todos, a la próxima lo pagarás con tu vida.-lo miro seriamente.-Limpiarlo todo antes del amanecer.-giro en mis talones dándoles la espalda- No quiero ningún rastro.-Hecho a andar a paso decidido hacia la entrada al tanto que contemplo los cadáveres sangrientos de los hombres de Nikolay en el suelo.

-¿Porque no lo has matado?-pregunta a mis espaldas tras que pongo un pie a fuera de la factoría.

-Porque todavía no es el momento.-respondo al tiempo que arranco el localizador del capó del Audi.

-¿A que te refieres? ¿Acaso tienes algo pensado?-Río. Claro que tengo algo pensado, eso siempre. Elevo la mirada y lo observo fijamente.

-Lo que quiero decir es que todavía tiene que sufrir.-tiro el localizador al suelo y lo aplasto con la punta de mi tacón- Quiero que se rinda, tenerlo en la palma de la mano y poder controlarlo y disponer de él como y cuando se me de la gana.-suspiro- ¿Tienes más preguntas?-pregunto mientras lanzo la MP9 al maletero.-Genial, porqué tampoco te las iba a contestar.-Cierro la puerta del maletero con fuerza y sonrío. 

Tienes el tiempo contado, esmeralda.

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Número Uno® [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora