Número Uno® [Sin Editar]

Capitulo 35

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"Narra Alejandra"

-Tu sólo asegúrate que el micrófono este encendido en el momento indicado.

-Esta bien-respondo mientras me engancho la ventosa transparente con un cilindro negro en el sujetador.-¿Algo más que tenga que saber?

-Nada más. Nosotros estaremos afuera y...

-Quiero que por lo menos cuatro escoltas estén dentro de la casa conmigo.-Lo interrumpo mientras subo la cremallera de mis botas negras.

-¿Para qué?-pregunta Daniel.

-Para asegurarme de salir viva. No sé que hay dentro de esa casa-Miro por la ventana de la furgoneta la mansión gris.-Y no me quiero arriesgar.

-Como mandes.

Hace horas que llegamos a Sacramento pero preferí atacar por la noche, donde puedo mantenerme oculta de cualquier cosa que pase en esta urbanización. Con las furgonetas llenas de escoltas, me mantengo en calles traseras de la mansión donde puedo seguir oculta y vigilar al Capitán.

Había resultado realmente difícil entrar aquí, la seguridad era lo que mas abunda. Sin duda el cabrón había elegido bien su residencia, no quería cometer más fallos como el de la última noche.

Después del fuerte golpe en la cabeza, Pietro se quedó reposando en casa intentando volver a recobrar la compostura e intentar levantarse sin marearse.

Aún que Adda ha sido insistente con las llamadas tanto como las de Pietro y las mías, ninguno de los dos las ha atendido en ningún momento. No me costaba esperar a que el teléfono sonará durante horas hasta que se apagaba, pero en cambio a el, lo notaba como una patada en las bolas. Sin duda el quería llamarla, preguntarle como estaba y preguntar sobre su hijo, pero el hecho de engañar la sobre su estado no le gustaba. Sé que le duele más no contestarle, que la propia herida que tiene en la cabeza. Y como no, a cualquiera le preocuparía su novia embarazada que está a miles de quilometros y que encima, la cual tiene una vida de alto riesgo donde la pueden matar en cualquier momento. Pero ella está segura, y lo sé porqué yo misma me encargué.

Antes de irme de Colombia, me aseguré en que tuviera siempre alguien guardando le la espalda, a ella y a Fátima. Me sabe mal haberla dejado tirada en la mansión de aquella manera, pero no lo hubiera hecho si no me corriera la prisa de salir del país en esos momentos.

Ella también me estuvo llamando, pero exactamente igual que a Adda,  no le contesté. Se que Fátima ha entendido los motivos por los cuales mi partida, la única persona que la habrá obligado o insistido en llamarme seguramente ha sido mi hermana.

-Aquí tiene jefa.-Aparece Damián entregando me un teléfono.-El número ya está marcado, solo tiene que darle a llamar cuando usted desee.-Damián había sacado el número de teléfono fijo de la mansión. Después de una hora con su infiltración en la red, había conseguido la base más importante de la siguiente misión.

-Gracias.-cojo el teléfono, apago la pantalla y lo guardo en mi bolsillo. Me levanto de los asientos delanteros de la furgoneta, y con la gentil e innecesaria ayuda de Damián, salgo de ella.-Muchachos, todo está listo.-comento mientras me colo o bien el cinturón marron con dos pequeñas pistolas a los lados. Quiero que estéis concentrados y que trabajemos en equipo. Ahora entraré en esa casa-señaló la mansión a mis espaldas-junto a cuatro de vosotros. Pase lo que pase ahí dentro, nunca olvidéis que vosotras también sois los mejores.-suspiro- Se que os he sometido a grandes cambios durante todos estos meses, a trabajos más exigentes y a un entrenamiento más duro. Creedme cuando os digo que lo siento, que siento haber cambiado tanto los planes en segundos, pero no puedo echar marcha atrás y no cometer los errores que he hecho.-suspiro- Hoy os vuelvo a pedir que no me falleis, que sigáis trabajando como lo habéis hecho todo este tiempo.-Todos asienten con la cabeza seriamente-Os juro que tendréis vuestra recompensa, pero ahora sí, no hay tiempo que perder. Vamos.