Capitulo 20

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"Narra Alejandra"

Hoy sera un día productivo. Hoy empezaré a ordenar todo el caos que tiene mi mundo patas arriba. Aún que me duele la cabeza de la borrachera de ayer, hoy arreglare todo con Daniel, cueste lo que me cueste.
Bajo por las escaleras en busca del susodicho, pero parece no haber rastro de el.

-¿Se puede saber donde esta Daniel?-Le pregunto a Demián que justo pasaba por enfrente de mi con su portátil recargado en el brazo.

-Buenos días señora. Daniel esta en la mansión dos, entrenando a los más jóvenes.-asiento con la cabeza y prendo camino hacia el garaje. Enciendo mi auto y en pocos minutos ya estoy delante de la mansión número dos.

Antes de bajarme, me miro en el pequeño espejo del retrovisor y me aseguro que mi maquillaje cubra mis grandes ojeras. Respiro hondo y finalmente bajo. No pensaba que esto de pedir disculpas fuera tan complicado.

-Jefa.-me saludan escoltas mirándome serios. A lo que yo respondo con un simple gesto.

-¿Donde esta Daniel?

-En el patio.-Atravieso la puerta de cristal y salgo al gran patio. Sin buscar mucho, encuentro a Daniel junto a dos jóvenes que no llevan camiseta dejando en descubierto toda la imaginación que puedas recrear con su perfecto abdomen.

-Buenos días muchachos.-pronuncio mientras me pongo al par de ellos.

-Buenos días jefa.-responden los dos jóvenes a coro.

-Daniel quiero que vengas ahora conmigo, es importante.

-De acuerdo.-se despide de los dos chicos y junto a mi, nos adentramos a mi coche. El camino era frío y cortante, tanto, que me sentía incomoda.- ¿Donde vamos?.

-A una cafetería.

-¿Y esto era tan importante para sacarme del entrenamiento?-No respondo, solo sigo mirando la carretera.

Estaciono el deportivo en una plaza delante de la llamativa cafetería y salgo del auto con cierto estilo y delicadeza, ganandome algunas miradas de hombres que pasaban por la acera. Empujo la puerta de cristal escuchando como un débil ruido de campanitas suenan. Me siento en una silla roja de plástico quedando delante de Daniel que tiene una expresión de indiferencia a todo lo que esta ocurriendo. El silencio sigue reinando hasta que la camarera llega con una pequeña libreta y un bolígrafo en la mano.

- Buenos días y bienvenidos a Coff ¿Que desean ordenar?

-Un café.-miro a mi acompañante para que siga con su orden.

-No me apetece nada.

- Y a el le pondrás otro café.-escucho un bufido que realmente me da igual. La camarera se marcha y es ahora de mi oportunidad para poder hablar.-No te he traído aquí por negocios ni mucho menos por trabajo así que quita esa cara infernal que llevas desde que te he ido a buscar.

-Como quieras.....-responde sin mirarme.

-Podrías colaborar ¿sabes? Estoy intentando arreglar las cosas y tu lo único que haces es darme dificultades para tirarlo todo a volar. Me siento mal por haberte hablado de esa manera. Se que no eres un perro ni ningún animal, tampoco eres un simple trabajador. Tu eres muy importante para mi y no quiero se simplemente todo se fastidie por una discusión. Yo solo quería pedirte....em..yo..lo...-¡maldición! ¡Cuesta demasiado!

-Tu...

-¡Lo siento! ¡Joder, que difícil es esto!-pongo mis manos en mi cara hasta que escucho una carcajada ronca.

-Has tardado mucho.

-¿Como?-pregunto confundida.

-Se que en esa discusión te dejaste llevar por los nervios... Pero tenias que aprender lo que era disculparse. ¿Has visto que no es tan difícil?

Número Uno® [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora