CAP (19). Tensión 🔞

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Narrativa : Colin Russell

Miré una vez más hacia el reloj, esperando que el tiempo pase apresurado. Nunca me gustó perderme el tiempo con cosas sin importancia y la junta de hoy era precisamente eso.

—Vamos a ponernos de acuerdo de una vez, ¿no?—interrumpí la discusión teniendo en cuenta que estaban hablando sobre la cena que vamos a tener más tarde pero nadie dijo absolutamente nada acerca de la hora y del lugar. —¿A qué hora y dónde? — añadí un tanto precipitado.

—Siempre tan serio y al grano, Colin— murmuró un abogado italiano, que igualmente a mí manejaba su propia empresa, siendo esta precisamente la razón por la cual nos entornábamos todos allá. Nuestras empresas y la empresa que hace cinco años hemos fundado juntos. Se trataba de diez personas que éramos accionistas en una empresa de derechos mundial.

—Es mejor concentrarnos en lo importante y solo después, en cosas comunes y en placeres— argüí mirándolos a cada uno de ellos. —¿De acuerdo?

—Bueno, lo arreglé todo—habló Pablo, uno de los accionistas más jóvenes—. En cuanto salgamos de aquí vamos a la sala de juntas del restaurante Tres Cuadros y después podemos organizar la cena.

—¿Y qué más estamos esperando?—pregunté levantando las cejas antes de mirar el reloj.

Rose debería haber llegado teniendo en cuenta que la junta duró con diez minutos más de lo que tenía planeado. Estaba realmente ansioso por verla ya que su actitud dejó mucho por desear así que ojalá tenga una muy buena explicación para su conducta de hace rato.

Hablando de eso, miré a mi alrededor y vi a cada uno de ellos con una asistente a su lado. Todas eran iguales entre ellas, vestidos negros alistados y muy cortos que mostraban sus piernas, tacones altos con mucho maquillaje y llenos de joyas. Pero alguien brillaba más que ninguna, una mujer que no dejó de mirarme ningún minuto, Patricia.

—Corazón—exclamó Patricia extendiendo sus brazos hacia mí, acercándose con pasos decididos una vez que la junta acabó y cada uno se preparaba para retirarse de la sala—¡Ay! Te extrañé, cañón.

Me abrazó tanto que sus grandes senos se aplastaron sobre mi tórax, agarrándome el trasero y cortando el abrazo para que después se ría divertida.

—Patricia— me negué con la cabeza, riéndome.

—La misma y la única, cariño—levantó una ceja mostrándome una larga sonrisa—¿Eh? ¿Cómo me veo?—Se dio un giro mientras movía sus manos alrededor de su cuerpo lentamente de manera sensual.

—Perfecta como siempre.

—Nomas, no te me enamores cariño, a este cuerpazo solo lo puedes ver y no tocar— siguió con su broma.

Patricia era mi mejor amiga, nos conocíamos desde cuando éramos apenas unos niños, prácticamente hemos crecido juntos. Su hermano me llamó para hacerme socio con él y así llegué a ser parte de esta empresa.

—¿Te gustó mi regalo?—se mordió los labios pícara.

—Creo que tu regalo casi me dejó sin acompañante—confesé recordándome la reacción de Rose.

—Así que esta vez sí lo logré—exclamó feliz—Hace años te prometí que siempre te mandaré unos calzones hasta el día que te cases. Sabes cuánto me gusta joder a las personas.

—Diabólica— negué con la cabeza mientras que ella me tomó por el brazo dirigiéndonos hacia la puerta.

—Solo dime que tu acompañante no es la pesada de Linda, esa mujer molesta mi aura— habló, sería mirándome con el ceño fruncido.

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