CAP (17) . Vuelo nocturno 🔞

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Narrativa: Rose Paige


Me miré una vez más en el espejo, retocándome el lápiz labial y pasé mis dedos por mi cabello ondulado que cubría mis pechos, llegándome hasta la cintura.

Suspiré profundo exhalando mis preocupaciones interiores y agarré las llaves, el teléfono y la pequeña maleta mientras pensaba que el taxi ya debía haber llegado. Mi estómago comenzó a jugarme una mala pasada por culpa de todos esos nervios que me habían invadido. Aparte de no haber podido dormir nada y de haber bebido un litro de té que no logró tranquilizarme en ese momento, el estómago pensó que no tenía bastantes problemas, decidiéndose en hacerme una más.

—¡Buenos días, Rose!

—¡Buenos días, señora Greta!—le sonreí a mi vecina. Ella había sido la persona más humana que una vez había conocido. Sabía mezclar a la perfección la empatía con la decencia de ayudarte sin hacerte sentir su lástima. Sabía mi historia de madre soltera y siempre intentaba ayudarme recordándome siempre cuando llegaba alguna factura igual a cómo se hizo un ritual en llevarnos las dulces que tanto le gustaba cocinar.

Bajé con rapidez los dos pisos sin encontrarme con ningún otro vecino y salí del edificio manteniendo en mi mano la dirección de Colin. Como ya lo había pensado, el taxi ya me estaba esperando.

—¡Buenos días!—saludé en cuanto me subí en el taxi. —Al aeropuerto internacional, por favor—miré una vez más el papel. Terminal dos, hora ocho AM. Todo estaba bajo control.

Todo el camino hacia el aeropuerto me lo pasé en YouTube mirando vídeos sobre aviones, desastres en el aire, lo que sea. Necesitaba estar informada. Siempre le tuve miedo a los vuelos, por eso nunca me atreví a subirme en uno. Por eso y por falta de dinero. No cabe la posibilidad de que ese miedo, en ese mismo instante, pudiera ser solo una máscara que me había puesto de manera forzada para deslizar mi mente de lo que verdaderamente me preocupaba.

Una vez que llegué al aeropuerto, sentí cómo mis pies empezaron a temblar y el estómago se me apretó aún más. Agarré la pequeña maleta que llevaba y entré en el aeropuerto. Me detuve al lado de una ventana y miré un avión que apenas se había despegado del suelo, con cada metro que subía mi piel se erizaba más.

—El vuelvo treinta para Roma—extendí mi billete, el hombre que me atendió sonrió ligero.

—Señorita...— miró mi billete—Paige, para ese vuelo no necesita hacer el check in— afirmó y fruncí el ceño confusa. —Es un vuelo privado—recalcó —Sígueme, por favor—añadió mientras agarró mi maleta y la metió en una banda transportadora que había en el fondo.

Caminé a su lado sin saber adónde iba a llegar, pasé por un largo pasillo de vidrio en donde pude ver un montón de aviones de lujo. Después llegué a una sala inmensa llena de gente, pero no cualquier tipo de gente, hombres vestidos en trajes elegantes, casi todos de ellos tenían en frente un portátil o unas hojas. No pude evitar pasar nuevamente un momento de vergüenza en cuanto las estimadas señoras sofisticadas me miraron de arriba para abajo, estudiando mi vestuario. Y hoy sí que llevaba uno de buena calidad.

—Gracias—hablé con rapidez en cuanto lo vi darse la vuelta.

Me guiñó el ojo sonriente y después siguió su camino. Me quedé mirándolo por unos segundos, aguantándome las ganas de reír ante su gesto, pero me vi obligada a girarme en el momento en el cual escuché a alguien toser detrás de mí.

—¡Oh! Hola —tartamudeé—. Ya llegué —añadí como si no fuera obvio y él frunció el ceño como molesto por mi torpeza verbal.

Llevaba puesto un traje azul oscuro igual al cielo y una camisa azul abierta que lo hacía parecer aún más guapo de lo normal.

 Millionaire   ©®   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora