Narrativa: Rose Paige
Y llegas a un momento de tu vida en el cual te das cuenta de que perdiste el tiempo muy a menudo en cosas báñele. Cuando llegaste cansado después de un día de trabajo o cuando simplemente no tenías ganas de escuchar y platicar, para que después, pidas de rodillas un momento más con esa persona común y presente en cada día de tu vida hasta ese punto.
Los minutos pasan, las horas iguales y al final solo te das cuenta de que los días ya se fueron pero tú sigues igual de vacío.
—Lo sabía, lo sabía.—susurré con los ojos llenos de lágrimas.
— Aún no sabemos nada con certeza.—me dijo entonces Alejandro, sentándose a mi lado.
—¡Pasaron dos meses!—Levanté la voz, alterada, preocupada y decepcionada.
—Debemos buscarlo más.—suspiró él justo cuando la puerta se abrió. —Ricardo?—preguntó confundido.
—Yo lo llamé — me interpuse y Alejandro asintió con la cabeza aún dudoso.
Habían pasado dos meses desde la última llamada de Colín, por más que hemos intentado llamarlo, su teléfono seguía cerrado. Alejandro se encargó de buscar nuevas pistas por su cuenta, la policía estaba enterada sobre el asunto, pero hasta ahora no nos habían dado ninguna noticia.
—Sígueme, por favor.—le dije a Ricardo.
En todo este tiempo evadí entrar en la oficina de Colín, ese había sido su lugar, muy pocas veces entré allá desde que hemos empezado a vivir juntos.
Me dirigí decidida hacia el despacho, Ricardo me siguió de inmediato, noté que Alejandro también, momento en el cual me giré y me dije:
—Tú no.
Unos minutos después entré en el despacho de Colín y su perfume inundó mis narices, se sentía tan presente que casi borrada su ausencia. Caminé hacia él escritorio y me senté en su silla, estaba a punto de estrellas y llorar, pero me detuve.
— Ricardo.—lo invité a tomar asiento.
— Me fue imposible ponerme en contacto con el chofer de Colín.—habló en cuanto se sentó. —Mira esto.—me mostró un papel y fruncí el ceño.
— No sé qué es.—me encogí de hombros y giré la cabeza hacia la parte derecha.
Una lágrima cayó por mi mejilla y todas mis fuerzas estaban a punto de abandonarme cuando noté una foto con Lana, una con nosotros cuatro y una conmigo, dormida. Recordé ese lugar, fue precisamente cuando nos hemos ido a Roma.
— Colín ocultó cada paso que hizo.—afirmó Ricardo y quedé asombrada. —Su viaje se suponía que era para California, en cambio, la llamada que te hizo a ti y después de checar su vuelo, todo indica que era en Bogotá.
—¿Qué? —pregunté sin aire. —.¿Pero está loco?
—Esto no es todo, Rose.—me miró serio y temía decirme en lo que pensaba. —Mira esto—. Me entregó una caja.
La agarré en mi mano y la abrí con rapidez, dentro de ella noté el teléfono de Colín, sus tarjetas y un montón de otras cosas personales.
—Lo calculó todo en detalle.—confesó Ricardo. —Prácticamente, arregló todo por si nunca regresa.
—Pero regresará y te juro que lo mataré—mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas.
— Han pasado dos meses, Rose, siento decirte pero hay chance que...—lo interrumpí.
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Millionaire ©®
Romance| C O M P L E T A | ✔️ [+18] Después de renunciar a todo, Rose Paige decidió vender lo único que le quedaba: - A ella misma. Enterró su corazón y entregó su cuerpo, olvidándolo y abandonándolo entre múltiples sabanas de terciopelo. Lo único que l...