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CAP (36). Tomar actitud

Narrativa : Rose Paige

La madre de Colín estaba a punto de volver, pero mientras tanto me encargué de prepararme para salir y hablar de frente con Isabel. Sabía muy bien que fue ella quien dio la noticia y era hora de que todo esto acabe.

Mis planes no salieron precisamente en la manera en la cual yo quise, y eso porque de repente uno de los guardaespaldas entró en la casa, llamándome. Salí de la cocina y mis ojos hicieron contacto con los de Alex, quien me miraba furioso.

— ¿Cómo te atreves a venir aquí?—levanté la voz en cuanto llegué en frente de él.

—Escúchame bien.—me agarró de la mano pero el guardaespaldas lo agarró del hombro con fuerza, haciéndolo retroceder unos pasos y soltarme. —¡Vaya!—exclamó Alex con cinismo. —Eres más vigilada que una caja con oro, ¿Acaso tu novio no confía en ti porque en el fondo sabe que eres una zorra?

—Mi novio confía en mí, en quien no confía es en gente de mierda como tú. ¿Cómo lo ves?—me crucé los brazos.

Había llegado el momento en el cual la presencia de Alex ya no podría afectarme, el momento en el cual por fin ya no estaba sola.

—Arthur, quiere que te recuerde que la vida puede ser muy frágil.—me sonrió con sarcasmo.

—¿Le tienen miedo?—sonreí mientras el guardaespaldas lo agarró con fuerza, notando su intención de acercarse. —Le tienen miedo porque saben que si yo le digo algo llegan directamente a la cárcel.

—Junto a ti, princesa, no te lo olvides.

Como me hubiera gustado no estar presente allá en ese día, que mi pasado no sea con ellos o al lado de ellos. Pero es una realidad, me encontré en el lugar equivocado en el momento menos indicado.

Lo miré a los ojos con odio, rabia y ganas de gritarle, fue él quien me hizo entrar en tantos problemas, pero sabía muy bien que también podría hacerlos mucho daño.

— ¡Lárgate!—espeté, mirándolo a los ojos.

—Me voy.—se Safo del agarre del guardaespaldas.—Pero piensa muy bien lo que quieres hacer, porque nunca te liberarás de tu pasado. ¡Nunca!

—Mejor cuídate tú, porque nunca sabes cuándo quiero acabar con esto. —repliqué de la misma manera agresiva.

— ¡Eres cómplice!—gritó Alex y sentí cómo un escalofrío pasó por todo mi cuerpo.

— ¿A qué?—escuché una voz tranquila en la puerta y de repente tanto Alex como yo hemos girado la cabeza.

Colín estaba allá, con un traje negro, caminando hacia nosotros y con sus manos en los bolsillos.

—Colín.—susurré, sintiendo cómo mis pies ya no podrían sostenerme.

Él me miró a los ojos hasta que llegó a mi lado, diciendo:

—Por favor, vete a nuestra habitación, allá vamos a hablar más tarde, ahora tengo unas cuantas palabras con...—miró a Alex. —Esta basura.

—No, me quedo aquí.—tartamudeé. Mierda, estaba en una situación muy desagradable.

— ¡Rose!—Levantó la voz mientras me fulminó con la mirada. —Ahora.

Suspiré con frustración, sabía que no era el momento indicado para empezar a pelearme con él. La noticia, ahora Alex, todo me venía encima, así que me di la vuelta y empecé a hacer unos pasos cuando escuché un golpe fuerte que me hizo parar y voltear. Colín le había pegado un puño a Alex.