Capítulo doce.

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La poca luz que entraba era pálida y amarillenta. Di unos cuantos pasos hasta quedar a un par de metros de ella. Iba a dar un par de pasos mas, cuando los dos seres me detuvieron.

Aun no puedes salir— Dijo la mujer con una voz delicada y cálida.

Gire mi cuerpo y dije —¿Sucedió algo malo?—

No, no te preocupes. Todo esta bien acá adentro, el problema es afuera—. Dijo el hombre mientras desviaba su mirada a la puerta.

inició la mujer —Cuando llegamos a colonizar la tierra estaba todo en orden. Estaba todo en paz y no habían guerras. Estaban muy poco avanzados tecnológicamente. Nosotros comenzamos a suministrar toda clase de tecnologías, y el hombre se fue transformando hasta el punto de asesinarse entró ellos para obtener la máxima riqueza posible. Antes de que todo esto pasara, para prevenir decidimos encerrarlos en un mundo virtual. Los pocos hombre que quedaron, destruyeron todo por la monopolización. Hicieron guerras por los que más territorios tuvieran. En este momento, la tierra esta muchísimo mas alejado del sol, su atmósfera se torno mas densa, los días y las noches se hicieron mas largas. La tierra esta en proceso de auto destrucción —.

Mi piel y mi cara se tornaron pálidas, arcadas estaban apunto de venir.

El hombre movió su mano en el aire, y dejo ver un panel con unas cuantas teclas; toco un par de ellas. La sala se impregno de un gas muy denso, mientras la puerta se abría. Los trajes activaron un casco de cristal.

Di un par de pasos a la calle y vi un panorama terrorífico.

***

Hacia un mes ya, no sabíamos nada de mamá. Ya había ido a visitar a aquella chica varias veces al hospital. Se estaba recuperando estupendamente. De vez en cuando llamaba a mi hermano, para ver si tenían noticias de ella, y como estaba el y la casa.

Me había hecho colega de los padres de la chica, y me quedaba en el mismo hotel en el que ellos estaban; nos habíamos familiarizado bastante.

Eran al menos las ocho de la mañana, la visita los sábados eran hasta las doce. Me duche, me vestí, almorcé y salí. Camine por aquella largo pasillo, y busque la habitación de los padres de ella. Toque un par de veces, pero nadie me abrió.

Camine hasta recepción y le pregunte a la recepcionista —¿Los señores de la habitación cuatrocientos veinte han salido?—.

La recepcionista negó con la cabeza mientras miraba unos papeles que reposaban en el mostrador.

Gracias— Dije muy sarcásticamente.

La puerta de salida estaba a la izquierda mía y estaba apunto de salir cuando ella me interrumpió.

¡Si salieron! Su hija que esta en el hospital tuvo una crisis—. Dijo con la mirada un poco perdida.

Mi vista se nublo, mis manos comenzaron a temblar y y mi piel comenzó a tomar un tono melancólico.

Muchas gracias— Dije algo asustado.

Me voltee a la izquierda, abrí la puerta y comencé a correr. Tenia que llegar lo antes posible. ¿Que habrá pasado?

Gire por una calle, estaba transpirando, mi pecho se quería salir, y la adrenalina se hacia notar.

No llegare si sigo a este ritmo— Me dije mentalmente. Me acerque a una acera, saque mi mano y pare un taxi. Le di la dirección y le dije que era urgente. El hombre del taxi piso el acelerador muy fuerte. Las llantas del carro rechinaron.

***

El panorama de la ciudad era horrible. Los pocos edificós que aun quedaban estaban apunto de caer. Toda la ciudad estaba llena de maleza y la visibilidad en ella era muy difícil. Prácticamente estábamos inmersos en una noche infinita.

Gire mi cabeza para ver como se vían aquella instalaciones de esos seres. Afuera tenia unos invernaderos con cristales, que dejaban ver toda clase de flores. Las instalaciones eran blancas, y penetraban una gran montaña. Se podía ver un gran tubo de cristal, hasta que se perdía en las nubes.

Podía ver el contraste que hacían aquellas instalaciones de los seres, con la basta maleza que había en la ciudad, y los grandes huecos que habían en la carretera.

El paseo ha terminado—  Decía el ser alto. 

Todos lo miramos, y nos dimos la vuelta para volver a entrar a aquella instalaciones. Era peligroso seguir estar afuera sin mas protección.

La puerta se abrió, el gas salio. El casco se auto recogió, pasamos otra puerta, mas gas salio. Subimos por el mismo ascensor, y nos quitaron los trajes. A mi me dejaron desnuda, y me dirigieron a una nueva capsula. Una con un liquido azuloso, con muchos cables flotando, y con el doble de botones.

***

Llegue al hospital, corrí por unos cuantos pasillo y llegue donde la recepcionista. Le pregunto por una chica que tenia el hombro roto. Mi cuerpo estaba temblando, y estaba agitado. La muchacha movía la cabeza de arriba abajo buscando. Habían pasado unos dos minutos y no decía nada.

Me desespere aun mas, comencé a mirar a todos lados y logre encontrar su padre. Corrí hacia ellos. Su mama estaba encima de su padre, y ambos estaban llorando.

 ¿Como esta ella?—  Pregunte con nervios.

Ambos levantaron la cabeza, lagrima corrían por sus mejillas, y sus caras de tristeza eran notables. Una muy buena noticia no podría recibir...


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