Capítulo once.

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Todo el suelo estaba frío, mi cuerpo desnudo se erizaba, y todos nos habíamos sentado cerca de una ventana que tenia vistas desde un gran acantilado.

Aquellos seres salieron por un portón a la izquierda de la sala. Eran tres altos seres, con cabelleras como ceda, color dorado, cuerpos robustos, y grandes piernas. Un hombre iba caminando en medio, y dos mujeres iban al lado del. El hombre era ligeramente mas alto que ellas, sus brazos estaban estirados, llevaban una clase de ropa blanca como trajes, que se acoplaban al cuerpo.

—ponte esto— El hombre con voz gruesa estiro sus manos.

Yo estaba en una esquina titiritando del frío —Gracias, ya lo necesitaba...— Dije con cara de incomodidad.

Una voz cálida femenina dijo —Colocate esa ropa, te servirá para el frio— Dijo sin ningún tipo de expresión en sus rostros.

Se dieron la vuelta los tres seres, y se marcharon.

Desplegué todo el traje, comencé a analizar con toda la curiosidad. Era una tela algodonada por dentro, por afuera era algo alicrada e impermeable. Con un tipo de tela nueva, y extraña. Algunas partes eran metálicas, y otras plásticas, pero con cierta flexibilidad.

Fue muy fácil ponermela, la tela se ajustaba a tu cuerpo, y se deslizaba por el como agua. Los ancianos y yo estábamos vestidos con los mismos trajes, todos eran talla única, podría ponerla el traje de alguien que miediera cuatro veces mas que yo.

Comencé a mirar por la ventana con el traje puesto, el frío pareciera que se hubiera anulado, el traje creaba calor artificial con una serie de procesos químicos que hacia el traje con el contacto de fotones.

Desde aquel acantilado no se podía ver demasiado, estábamos a unos trescientos kilómetros por encima del nivel del mar.

La montaña se veía con un color verde muy oscuro, los arboles están un poco muertos y sus hojas caídas. La tierra se vía mas negra, muy impura. Se veía poco fértil, y los troncos blandos. Las nubes eran densas y bastante oscuras.

La voz robótica ordeno que salieromos por la puerta de la derecha, todos volteamos y ambas puertas se abrieron automáticamente. Los ancianos y yo nos dirigimos hacia allá. En aquella sala nos estarían esperando cinco hombres, vigilando una cápsula de cristal tubular, hecha al parecer de vidrio súper resistente.

Otros dos seres que estaban adentro de aquella cápsula nos invitaron a pasar. Eramos seis personas en total.

Uno de los seres movió sus manos en el aire, una pequeña pantalla salio delante de sus manos, símbolos que nadie conocia estaban presentes en todo el teclado. El ser comenzó a undir teclas. Termino y corrió su mano rápidamente ocultando aquella pantalla proyectada. Una luz verde sen encendió por encima de nuestras cabezas.

La cápsula comenzó a deslizarse hacia abajo a una velocidad vertiginosa. Los ancianos y yo lo apoyamos en las paredes de la capsula, los seres solamente seguían de pie. Pasamos por unas nubes inmensas y la cápsula comenzó a mojarce y hacerse mas fría. Los trajes comenzaban a generar mas calor. Más abajo nos adentramos en una montaña. Las luces de encima de nosotros se tornaron blancas. Ni una palabra dijimos.

Cuando por fin estábamos a medio kilómetro de llegar, podía ver la tierra y las ciudades. Se veía apocalíptico y todo se estaba derrumbando, los rayos de sol no atravesaban la densa capa de nubes. A causa de eso la ciudad se vía en una eterna noche.

Por fin la cápsula llegó al fin del viaje y todo tierra. Se abrió una pequeña puerta que daba a otras instalaciones muy parecidas a las que estaban mas arriba. Había una puerta con sensores táctiles, una mas con tubos y otra que te dejaría pasar.

Comenzamos a caminar dirigiéndonos hacia aquellas puertas. Pasaron los seres, los ancianos se demoraron un par de minutos pasando, por que sus huellas no eran tan visibles. Y entonces por fin me tocaba a mi. Di mi primer paso, puse mi dedo y una luz verde se encendió.

***
Hacia un par de semanas había partido mi camino a la capital. Fue un trayecto largo, tuve que hacer una escala en buses. Primero llegue a un pueblo, de ahí cogí otro bus, que me dejo cerca, y después tuve que tomar un taxi. Tenia almenos dos días sin dormir bien, yendo de lado a lado. Sin contar que los buses me dan mareo, y no tenia pastillas para el mareo.

Llegue un jueves en la noche. Me hospede en casa de una amiga de mi mamá. Llame a mi hermano para ver si tenia información de mi mamá, o si al menos la habían visto por algún lado. Pero me dijo que aun no sabia nada de nada. La policía había dejado de investigar, habían quitada cada uno de los carteles que habían en los que se buscaba a mamá y el expediente lo hicieron secreto.

Cada vez las cosas se tornaban mas intrigantes, y eso me dejaba con mas incognitas. Pero ahora quiero pensar en esa chica. Mi madre puede esperar...

***
Pase por la puerta con los tubos, un gas de color blanco salio por cada tubo. Era frío y me resultaba gratificante respirarlo. Me quede unos segundos. Luego de eso se puso en naranja dejando de expulsar dicho gas.

Habían dos pasillos, caminos y giramos a la derecha. Era un cuarto con mucho equipo, como armas, trajes, cascos y una infinidad de cosas.

Los seres tomaron un par de cascos con tubos que se enganchában a los hombros del traje, que una bocas plásticas que se acoplaban perfecto con los tubos del casco.

Todos nos pusimos los cascos. Adentro de ellos había una pequeña red de minitubos que expulsaban gases a todo el casco. Y un tubo grande se ponía en la boca.

Caminamos derecho por el pasillo de la izquierda y una gran puerta de unos tres metros cuadrados de cristal, dejaba entrar la poca luz de la ciudad.

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