Capitulo Dieciseis.

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Viernes 3 de abril del 2015

—Tasha, por favor, ya sal de la cama.—hablo Dante

Sin ánimos de nada, destape mi cara.

—¿Por que no puedes dejarme en paz por un tiempo?—dije

Dante se estaba acercando a mi, a paso lento, al parecer lo que dije le entró por un oído y le salió por el otro.

Se sentó en la cama y sin decir nada ahí se quedo.

—Dante, te estoy hablando enserio. Quiero estar sola.—me tape de vuelta

Sin moverse ni nada, Dante se quedo ahí sentado, sin hablar, muy apenas escuchaba su respiración.

Pasaron al rededor de veinte minutos donde medité y aguante mis ganas de llorar, y me destapé de nuevo.

—Sigues aquí.—hable

No contesto.

—Dante.

Otro silencio.

—¿Dante?

Me miro, sus ojos estaban rojos

—¿Algún día podré ayudarte a superar esto?—hablo

—No se de que me ha...—me interrumpió

—Si lo sabes, Tash no me hagas el loco, es solo que me siento la persona más mierda por no poder ayudarte, por qué siempre qué pasa esto, te encierras, y me dejas de lado.—suspiro

—Pues es algo que quizá quiero enfrentar sola, pero tú no lo entiendes.—grite

¿Por que estaba gritando?

—¿Pero por qué sola? No tienes por qué enfrentarte al mundo sola.—dijo

¿Por que de repente estaba tan frustrada?

—¿Y que si lo quiero hacer?—volví a gritar

—¿Y por qué lo harías? Yo estoy aquí contigo Tash, podemos hacer esto juntos.—hablo

Rei enojada.

—¿Te enoja que esto no dependa de ti?—grite

Dante me miro.

—¿Eso es lo que piensas? ¿Que me gusta que dependas de mi?—una risa sarcástica salió de el.

Por alguna razón, eso me molestó mas.

—Pues eso parece. Siempre que algo no se relaciona contigo, te enojas.—dije

Negó con la cabeza.

—Se llama preocupación, usualmente la gente lo siente por otras personas, o personas que aman.—dijo.

Se puso de pie y salió del cuarto.

Sin entender nada de lo que acababa de pasar y más frustrada que antes, me tape y las lágrimas volvieron a salir.

*

Llegue a la cocina y abrí el refrigerador en busca de jugo.

Una vez que lo tome camine al sofá, me sentía muy cansada, antes de sentarme el vaso resbaló de mis manos

Las lágrimas inundaron mis ojos, ¿por qué tenía que llorar por todo?

Dan llegó corriendo hacia donde me encontraba.
Limpie mis lagrimas con mis manos antes de que él pudiera verlas.

—¿Que pasó?—preguntó alarmado

Me encogí de hombros

—Tas...

—Ya no puedo.—llore

Las lágrimas volvieron a salir, últimamente lloraba mucho, o más bien siempre.

Mientras me sostengas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora