Mientras me sostengas.

Capitulo Treinta y cuatro.

Domingo 31 de Mayo del 2015

MAÑANA SERÁ MI CUMPLEAÑOS.
Estaba feliz, lo que le sigue de feliz, me sentía viva y lo estaba. Esteban llegaba hoy para mi cumpleaños después de irse de viaje con su familia y Mañana le confesaría a Dante lo que siento, ¿y que siento? Todo.

Quiero arriesgarme, quiero darlo todo.
Tenía que conseguir un regalo para Dante, tanto tiempo con él y tantos cumpleaños que ya no se que darle, aunque mi declaración será igual un regalo.

Será muy temprano, Dante seguía dormido a mi lado, con mi mano en la suya. Mi rostro se puso serio cuando me di cuenta de que no sentía nada.

Quite mi mano de la de Dante y la volví a poner. Una corriente me recorrió. Pero no era igual de intensa que otras veces. Mire a Dante ¿que está pasando?

Me paré de la cama y un mareo llego, esto es tan normal.

Mire de reojo a Dante despertar. Voltee a verlo y sonreí.

—Mañana es tu cumpleaños campeón.—sonreí

El asintió

—Y el tuyo también pequeña.—sonrió de Vuelta.

Ahora yo asentí.

Se paro de la cama y camino hacia a mi abriendo sus brazos.

—Ven y abrázame pecas.

Llego a mi y me dejo reposar entre sus brazos, y en ese momento todo se sintió tan bien, sentía que no podía estar mejor en otro lugar que no fuera con el, sentía que tenía el mundo entero en mis brazos, mi mundo.

Beso mi frente y cerré mis ojos disfrutando de aquel tacto.

—¿Quieres hacer algo ahorita? Como a las siete saldré.

Lo mire

—¿Ah donde irás?—pregunté

Sonrió

—Por fin me anime, le dije a Sarah que tuviéramos una cita oficial.—dijo mientras se separaba de mi.

Mi corazón se paralizó unos segundos o eso sentí yo. Una cita oficial ya es más que solo sexo, es ir enserio, él estaba bien. Pero no me echaré para atrás.

—¿Pero llegarás antes de las doce?—lo mire

El asintió.

—Es una cita oficial, tendremos hora de llegada decente.—sonrió

Dante se fue al baño a hacer quien sabe que mientras yo me cambie, iremos a preparar el desayuno.

*

—¿Como me veo?—pregunto Dante

Lo observé unos segundos.

—Espectacular. Como siempre.

Portaba unos pantalones de vestir negros entubados y una camisa de botones blanca doblada hasta sus codos, su peinado perfecto y sus zapatos bien pulidos. El se miraba perfecto.

—Estoy nervioso, tengo que admitirlo.—sonrió bajando su cabeza

Estaba apenado

—Tranquilo, si ella no termina de ver lo maravilloso que eres, seguro no es para ti.—sonreí.—pero seguro que si lo mira.

Dante se acercó a mi y me abrazo.

—Deséame suerte.—murmuró

—La suerte es para perdedores, éxito.—bese su mejilla.

Lo acompañe hasta la puerta con el dolor más grande en mi corazón, pero lo quería ver feliz.

Me sentía cansada. Sentía que solo quería dormir y ya, no tenía fuerzas.

Subí a la habitación y tome un cuaderno y un lápiz, quería escribirle una carta a Dan, explicarle todo de cómo me siento o de lo que siento por él y una vez terminada dormir.

Me recosté en la cama y Damon estaba reposando en mis piernas, ¿él sabría lo qué pasa en este mundo? Lo mire con anhelo, no tenía mucho conmigo pero lo quería tanto. Acaricie su cabeza y él lo recibió de la mejor manera.

Cerré mis ojos minutos después queriendo dormir.

Pero Sonia dijo que vendría a las doce exactas.

*

Eran aproximadamente las once de la noche y no podía conmigo misma. Estaba sudando a mares, mi pecho dolía como el infierno, mi corazón latía como si hubiera corrido un maratón completo dos veces seguidas, mi boca estaba seca y no podía moverme.

Escuchaba los ladridos de Damon pero no había otra señal de vida en mi apartamento.

No sabia que estaba pasándome, trataba de moverme pero todo me dolía. ¿Era otra recaída?

Quería gritar por ayuda pero no lograba emitir sonido alguno. Solo rogaba al cielo que Sonia viniera en busca de mi.

Las lágrimas salían sin permiso alguno, sentía que el mundo avanzaba sin mi. Y no era nada bonito.

Cerré mis ojos esperando que todo fuera un sueño pero claramente no lo era.

No estaba lista. No aún.

*

Cada día estamos más cerca del final y no saben lo agradecida que estoy, gracias:(