Capítulo 33

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Fije mi vista en el hombre quien había pronunciado mi nombre hace unos segundos, analizando detalladamente que era el mismo hombre quien acompañaba a Loki el día que lo conocí; un hombre de unos 40 años, cabello negro con unas cuantas canas, vestido formalmente con traje negro y las mismas gafas que ocultan el color de sus ojos. Me acerco a él precavido.

- ¿Necesita algo de mí? – pregunte al pie de él, el cual se encontraba recargado en un Mustang 2015 rojo.

- No exactamente – saco un cigarrillo de su saco – Solo me preguntaba que hacia el menor de los Dragneel aquí – objeto observándome a través de sus lentes.

- No me gustan este tipo de ambientes – bufe apoyándome en el auto.

- Entiendo, son muy sofisticados para mi gusto. Aunque lo que han hecho hoy no es nada ostentoso para las numerables reuniones que han hecho en esta casa. Diría que es muy "normal" – explico dándole una calada al cigarrillo.

- Yo he visto reuniones más modestas – reí nostálgico, recordando todas esas reuniones que hacíamos juntos hace tiempo.

- Están reuniones tampoco le gustan a la señorita, siempre que se hacían solo se quedaba un rato y se marchaba – comento mirando el cielo estrellado.

- ¿Lucy? – pregunte temeroso, el asintió – ¿Hace cuánto trabaja para esta familia? – el giro su rostro hacia mí.

El volvió a fijar su vista en el cielo, mientras le daba la última calada a su cigarro, lo tiro al suelo y lo apago con la punta de su zapato de vestir bien lustrado.

- Vamos a rebobinar – rió – En esta casa precisamente, diez años. Después pase a estar bajo las órdenes del joven Loki en otra casa – respondió.

- Quiere decir que usted ya no trabaja para Jude – fue mas como una afirmación.

- Así es, deje de trabajar hace trece años para esta casa.

- ¿Por qué? ¿Lo trataban mal? – pregunte confundido, nadie dejaría de trabajar para una familia la cual le da un sueldo excesivo, por lo menos así pasa en nuestra casa (La mayoría de nuestros empleados llevan varios años).

- Para nada – él se quitó los lentes, dejándome ver minuciosamente sus ojos grises, y al ver mi perplejidad ante su respuesta prosiguió – La señorita me lo pidió.

- ¿Lucy? – asintió.

- Yo llegue a esta casa hace 24 años estaba bajo las ordenes de Layla-sama ¿Te interesa escuchar el resto? – asentí – Como decía estaba bajo las ordenes de Layla-sama durante seis años, era realmente relajante estar con la señora, pero después pase a estar al mando de la señorita. Admito que me sentí decepcionado y ofendido por esa decisión, rebajarme de mi cargo a ser una simple niñera – rió.

- ¿Así desde que nació Lucy estuviste a cargo de ella? – parece lógico.

- Te equivocas – soltó – Cuando estuve a su cargo ella tenía cuatro años. Tengo que decir que la vi hasta que cumplió un año, de ahí a los cuatro no tengo ni idea, siempre estaba con sus nanas.

- Entiendo – el asintió.

- Retomando el tema, me sentí decepcionado con el solo hecho de estar condescendiente a una mocosa de cuatro años – ambos nos reímos por el adjetivo que utilizo – Aún con ese pensamiento me presente ante ella, una niña rubia de ojos color chocolate me esperaba junto a su madre, esa niña solo me examino y asintió. Una vez que estuve a solas con ella ¿Tienes idea de lo que me dijo? – negué – "Cuando estés complacido conmigo, por favor acompáñame" - recito con una aguda voz, eso me sorprendió – Esa misma expresión hice yo cuando lo dijo, esa "mocosa" me dejo sin palabras – suspiro – Con el tiempo logre entender unas cosas de la señorita, a pesar de ser solo una niña tenía muchas obligaciones, tutores por montones y solo, solo cuando su abuelo llegaba a la casa mostraba una sonrisa tan brillante que me enternecía y ahí fue que comprendí que la señorita no era una mocosa como cualquier otra, era muy inteligente, cuando le molestaba algo hacia pucheros; pero luego ella sonreía – sonreí imaginando una Lucy así – No sonrías de esa manera – me dijo – Ella solo mostraba esa brillante sonrisa con su abuelo. Después de un año de estar con ella comenzamos a tener mas confianza y realmente me agradaba la compañía de la señorita, ella muy pocas veces miraba a su madre y su abuelo era su consuelo – ahora entiendo esa gran devoción que tiene por su abuelo.

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